Our Motto:

We yell because we don't care

domingo, 30 de diciembre de 2007

I’m So Tired

Los posts de este mes han sido muy sombríos. Debe ser la falta de luz (o de sentido al despertarme: no sé ni qué día es a veces por que estoy de vacaciones), el frío que obliga a resguardarse y que invita a comer y a estar en una especie de semiletargo, o la cruda mental que sigue después de entregar trabajos finales y del rush de adrenalina e ira que los acompaña. Lo que sea, está haciendo impacto en este blog, y en mi salud mental. Afortunadamente, el 2008 pinta bien: cambio de profesores y oportunidades de negocio. (¿?). Entro a clases el siete de enero, y hasta entonces verán algo nuevo por aquí, porque voy a hacerme un mini-detox de computadora. La prendo y lo único que quiero es empaparme de blogs ajenos y podcasts, acallando la vocecita que me dice “hoy haz un post de esto” o “¿no te habías fijado que…?” o “JAJAJAJAJAJA! Chido”. Mientras pasa el tiempo, les deseo feliz año a los que pasan por aquí y les pido que me guarden un pedacito de rosca de reyes, pero sin monito.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Playlist del 2007

Como en el año pasado, aquí está el playlist del 2007. El de este año fue más difícil porque con tantas cosas que le han pasado a mi computadora todo lo que es historia de archivos se ha ido al caño, y no recuerdo bien qué canciones me encontré este año. Pero aquí están, otra vez, sin orden específico:

Crystal Rainbow Pyramid – Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O. (La prueba de que los hippies siguen vivos)

Dancing With The Moonlit Knight – Genesis (De la era en la que Phil Collins y Peter Gabriel tenían cabello, estaban juntos en la misma banda, y hacían cosas chidas)

Yeah (Crass Version) – LCD Soundsystem (Punchis punchis de caché)

This Is A Low – Blur (Canción etérea No. 1)

This Is Hardcore – Pulp (Canción etérea No. 2)

Tales Of Endurance (Parts 4, 5 & 6) – Supergrass (Canción Etérea No. 3)

Lonely Soul – UNKLE (Del anuncio del Assassins Creed, y Canción Etérea No. 4)

I Am the Resurrection - The Stone Roses (Sé que la he oído en algún otro lado, pero no puedo recordar dónde)

Bodysnatchers – Radiohead (Precio: 0.00)

The Race Is On Again - Yo La Tengo (La canción más linda de todas, pero no hallé clip)

Bookshop Casanova – The Clientele (La otra canción más linda)

Station To Station – David Bowie

Stay – David Bowie (¡MUAJAJAJAJAJA, este clip parece de Siempre en Domingo! Ya entiendo porqué a ciertas personas este ser les da ñáñaras)

Sweet Thing – David Bowie (Necesito buscar más artistas. AGHHHH! SE CORTA EL FINAL!)

The Prophet’s Song – Queen (Desenterrando al A Night At The Opera)

The Killing Moon – Echo & The Bunnymen (Dándome cuenta de que tenía rodando por allí al Ocean Rain)

Blow Out – Radiohead (Sacando al Pablo Honey de la oscuridad)

The New Pollution – Beck (Ritmo Raro No. 1)

Insistor – Tapes N’ Tapes (Ritmo Raro No. 2)

Atlas – Battles (Ritmo Raro No. 3)

¡Veinte! Comparándola con la del otro año, esta lista tiene más artistas, y sigue demostrando que soy el último en enterarme de las cosas: pocas de estas canciones son de este año (1, 9, 11, 20). Espero estar más conectado con el presente en el 2008. Otro propósito de año nuevo que seguramente no cumpliré. Feliz Navidad (y navidad).

viernes, 21 de diciembre de 2007

“Espíritu navideño”

El centro de la navidad son los regalos. Antes de que se ponga a mandar mensajes de odio y trate de rastrearme a través de mi IP para matarme, déjeme hacer una distinción. Existe la “Navidad” y la “navidad”. La Navidad con mayúscula es la fiesta religiosa cristiana, mientras que la otra navidad es la de nosotros las personas. Dicho lo anterior, trate de corregir la frase con la que empezamos: el centro de la navidad son los regalos. Inténtelo, verá que es inútil. En el fondo de su corazón, aunque disfrute la compañía de las fiestas, la algarabía de las fiestas, la comida en las fiestas y las cosas que puede recordar después de una fiesta, existe ese instinto infantil que desea despertar el día de navidad y correr al árbol a abrir los regalos que aquél hombre de barba blanca y sus duendes del Polo Norte habían fabricado. Cuando se crece, uno se da cuenta de que Santa Claus no existe, de que los duendes podrían demandarlo por tenerlos en condiciones de esclavitud y que toda la celebración es una ilusión creada por los industriales victorianos para elevar sus ventas en una época en la que no se necesitaban ni juguetes ni adornos, pero de todas maneras se mantiene esa primitiva esperanza inconsciente, de la misma manera que se siguen creando automóviles que usan gasolina, con la primitiva esperanza inconsciente de que el petróleo jamás se acabará.

Ante esta verdad incuestionable, es totalmente incomprensible que corazones insensibles deseen satisfacer las inocentes esperanzas de incautos con un inservible juego de plumas o un incómodo suéter. La idea de que el detalle es lo que cuenta es sabia en el sentido de que un regalo, por pequeño que sea, es bueno, pero en ningún momento dice que un regalo pueda ser algo que de cualquier manera se tenía que comprar. Es una cachetada con guante blanco, como regalar una batidora a una señora en el día de las madres. Mucha gente comete este error al no ocurrírsele nada para regalar. Este post no tratará de reemplazar la obviedad de preguntarle al que se le va a regalar algo lo que le gusta, puesto que esa es la mejor manera de obtener información, sino que simplemente dará unas directivas sencillas para situaciones desesperadas (mayoritariamente intercambios de regalos a personas que le son desconocidas a uno, o compras de pánico):

1.- El regalo no debe ser utilitario
La regla de oro de la navidad es la superficialidad. Los japoneses lo han entendido muy bien, y celebran esta fecha aunque su cultura es mayoritariamente budista-sintoísta. Esta regla implica que no debe tratar de comprar cosas como ropa o enseres. El regalo navideño ideal es aquel que no sirve para nada en la vida cotidiana, sino que apela a instintos más básicos como la apreciación de la belleza por el placer que esto provoca, o las fantasías más aberrantes.

2.- El regalo debe perdurar
Si el detalle es lo que cuenta, lo menos que se desea es que se olvide. Un regalo eterno, que ocupe un lugar en la casa de un amigo o familiar, será siempre un tema de conversación, y una excusa para reprochar la comida que se tome del refrigerador sin permiso.

3.- El regalo debe apelar a los instintos básicos
Ya se dijo en el punto uno, pero es importante recalcarlo: el regalo debe apelar a los instintos básicos. Recuérdelo: instintos básicos. Cosas como el ansia de superioridad, el deseo carnal y el sentimentalismo deben ser tomados en cuenta a la hora de adquirir un bien o un servicio.

Comodín: El regalo no tiene que ser caro
Este post podría parecer una exaltación al consumismo, pero no es así. La idea de que más es mejor no es la adecuada al comprar un regalo en una ocasión desesperada, en parte porque, después de todo, es navidad y uno tiene que guardar dinero para sí mismo, y en parte porque cuando se llega a la ocasión desesperada ya no se tiene mucho dinero para gastar.


Ejemplo: Si usted va a regalar algo, y tiene que escoger entre un libro, un pantalón y una caja de chocolates, serán ordenados en la siguiente forma:

Chocolates < Pantalón < Libro

Los chocolates pueden parecer lo suficientemente superfluos, puesto que hay alimentos más eficientes, mas sólo apelan al instinto primario de la alimentación, que debe satisfacerse de todas maneras. En caso de guerra nuclear, de acaparamientos o una tarde de flojera, los chocolates serán consumidos de cualquier manera, y al terminarse, se esfumarán de la faz de la tierra, y con ellos el sentimiento de agradecimiento que pudieron haber causado. Unos pantalones son mucho mejor regalo que una caja de chocolates, pues no hay nada que estimule el sentimiento de superioridad ante la tribu que un pedazo de tela nuevo, fragante y lustroso que se pueda exhibir en público, más se corre el riesgo de ser ridiculizado por aferrarse a un objeto como ese, además de que es utilitario, lo cual viola el apartado 1, además de que un pantalón no dura décadas: a lo sumo uno o dos años, antes de convertirse en un artículo desgastado que pone en vergüenza a su portador y le hace sentir un horrible sentimiento de rabia hacia el que le regaló esta prenda tan obscenamente pasada de moda. El libro es un gran regalo: fundamentalmente superfluo, apunta a los deseos de autosuperación, los más elevados de cualquier persona. Un libro no tiene que ser caro, puede durar décadas acumulando polvo para nuestro beneficio (además de que puede tener una dedicatoria, útil en discusiones que involucren reproches), y lo más importante: no tiene que ser útil. Simplemente busque uno que tenga cosas de fantasía o que haya visto en alguna lista de los más vendidos. Evite los de superación personal: no son útiles en absoluto, pero dan esa impresión. Un libro para un adulto puede convertirse en lo que es un juguete para un niño: un modo de sentirse superior ante los otros niños, que es básicamente la función de los regalos de navidad. Para el que escribe, es el mejor regalo, aparte de un juguete de verdad. Si usted tiene una idea de un mejor regalo, por favor compártala, recordando las reglas:

1.- No debe ser utilitario
2.- Debe perdurar
3.- Apela a los instintos básicos
Comodín: no tiene que ser caro.

(Se solicitan ideas pronto: todos de seguro tenemos intercambios de regalos)

martes, 18 de diciembre de 2007

"Políticamente correcto"


Ese sí es un nombre

En mi casa somos unos desconfiados paranoides. Eso nos ha mantenido con vida, sobrios y sin amigos por décadas. Tal vez por ello mi fascinación con la realidad. Descubrir la verdad, tratar de dilucidar los motivos ocultos, de no dejar pasar nada por alto, leer entre líneas, cuestionar, cuestionar y cuestionar. Llegar a las respuestas, descubrir el 42. Es una curiosidad morbosa. También es un hobby muy entretenido hacer conspiraciones de la nada, darle respuestas absurdas a la vida, aunque eso es jugar con la realidad.

La semana pasada me enteré de la existencia de este documental, “El poder de las pesadillas”. Cuenta la historia de la visión ellos vs. nosotros que tanto se ha alimentado tanto del lado de los neoconservadores de Estados Unidos como del extremismo islámico. No todo es culpa de Bush ni de Osama, después de todo. Son peones de un juego más grande: el de evitar que la civilización caiga por la libertad desmedida. Sí, ambos bandos creen que demasiada libertad corrompe, y deben evitarlo, ya sea usando la fuerza del Islam o del mito de America (sin acento, obviamente) como defensora de la democracia. Una idea avasalladora que le deje al individuo bien claro un sistema de moral y que le dé identidad y propósito, cosas que la libertad individual no puede dar. Lo increíble es que estas formas de pensar salgan de personajes obscuros que muy poca gente conoce, y que circunstancias fortuitas y desafortunadas en sus vidas refuercen aún más sus convicciones. Lo que me pareció más interesante de toda esta trama no es el entramado de mentiras y temores infundados que se han ido tejiendo desde los sesentas, porque ya estamos acostumbrados a ver conspiraciones donde sea, sino la idea de que el individuo es demasiado pequeño, y de que una élite deba conducir a las masas. De verdad me impactó que haya gente que crea ese tipo de cosas aún. Los “iluminados” son los tipos más nefastos de personas (si lo sabré yo, que estoy escribiendo esto). Y algo más interesante aún, que no es necesario que una persona predique a multitudes. Basta llegar a las personas correctas. Un grupito es capaz de trastocar la historia completamente. De hecho basta sólo con una, y un instante. Una noche lluviosa, una migraña espantosa, o fijar la vista en un papelito tirado en la calle, pueden desencadenar acontecimientos maravillosos o desastrosos. Yo por eso apunto todo lo que se me ocurre, no vaya a ser que le parezca coherente a alguien correcto… Si los quieren ver, y decirme lo orate de mis conclusiones, aquí están los links:

El poder de las pesadillas I
El poder de las pesadillas II
El poder de las pesadillas III


Y los nombres: Sayyid Qutb (del lado de allá) y Leo Strauss (del lado de acá).

jueves, 6 de diciembre de 2007

Se supone que un blog es para desahogarse (está implícito)

En este momento estoy oyendo Station to Station, al raro y decadente Thin White Duke, en mi iPod nuevo, que está lleno de música varia y espectacular, y que he atinado en llamar… Thin White Duke. Les hablo desde el cómodo y bello momento que está entre haber terminado un trabajo y empezar otro. Acabo de leer en esa pantallita de dos pulgadas “El Hombre en el Castillo”, y pues, eso es todo. ¿O no? Pues no. Me siento un arribista hablando de David Bowie y Phillip K. Dick. A veces me pregunto porqué no me gusta mejor Nightwish y Anne Rice, o mejor aún, Intocable y Dan Brown, o todavía mejor, Panda y Carlos Trejo. Me siento arribista porque creo en mi pequeña y estúpida mente que soy inclasificable, lo cual es falso. Habemos muchos que nos gustan esas cosas, la música retro-elegante y los libros con tramas sobre la naturaleza de la realidad. Se llaman pretenciosos o snobs. O simplemente, si de verdad te gustan esas cosas… pues no sé, porque de verdad me gusta el rock-funk-algomas de Station To Station, y de verdad me gustó leer sobre un mundo en el que los nazis ganaron. Es sólo que no tengo nadie con quien hablar de estas cosas. Malditos vampiros: engatuzaron a la juventud con sus poderes de dominación mental. Son mas cool que un oficinista japonés buscando el significado de la vida en un talismán, y salen en más películas. Maldito emo-punk: Es más chido cortarse las venas con galletas Marías y andar gritando en dos minutos que meterse en una atmósfera tristona poquito a poquito. Esas son cosas que a los jóvenes del siglo XXI les aburren: tardan mucho en cargar. Y ya ni modo, voy a tener que lidiar con ellos. A ver, ¿alguien tiene una copia de Entrevista con el Vampiro que me preste? Yo les presto una de Dune.

(Perdón por estos balbuceos sin sentido. En el próximo, otras cosas que son mas coherentes, y menos elitistas. Y los dejo oyendo Stay)