Our Motto:

We yell because we don't care

lunes, 28 de enero de 2008

Inteligencia Artificial

Me fue mejor en el examen de hoy que en el del lunes pasado, y eso que estudié menos. Sólo puedo atribuirlo a Half – Life 2. Lo renté, me pasé jugando y fue por eso que no me paré por aquí en los últimos días. Una disculpa. Es por eso que tampoco tengo nada qué escribir. Por suerte tengo cosas guardadas por allí:

Los que leen todos los enlaces que les pongo aquí entre los textos han de haberle picado a la prueba de Turing. Los que tengan flojera de leer, allí les va la explicación: Es un simple examen al que un sistema de IA debe someterse para ver su efectividad. Pasarla significa que el programa ha engañado a un humano al ocultarle que estaba teniendo una conversación con una máquina, y por lo tanto, que la humanidad se encuentra un paso más cerca de su aniquilación. Ninguna IA ha podido completarla de manera satisfactoria, claro, si no se toma en cuenta a la creación de la mafia ucraniana que se hacía pasar por algún tipo de mujer fácil y embaucaba a los desdichados que se dejaban llevar por sus hormonas. No es difícil de creer en una hazaña así, sobre todo por que cuando uno piensa en sexo puede trastabillar de manera espectacular y porque fue creada por rusos, que igual hicieron el Tetris y mantuvieron un castillo de aluminio y piezas de lego en órbita por casi diez años. Mi intención no es glorificar al pueblo eslavo, ni enumerar sus inventos, ni siquiera poner al descubierto qué estúpida puede ser la gente si se deja llevar por sus emociones primarias. Eso será tema de otras anotaciones. Este post está dedicado a un software que nunca pero nunca podría pasar la prueba de Turing, pero que ha agarrado en curva a más de uno seguramente: ese horrible virus que manda mensajes por el Messenger.

Seguramente el creador de este ingenio se dio cuenta de que la mayoría de las personas que usan ese servicio reaccionan en automático al estar frente a una pantalla de conversación. Normalmente, el usuario de Messenger tiene un ansia increíble de contar cosas y un deseo incontrolable de enterarse de otras cosas. A veces para terminar o empezar un chisme es necesaria una foto, como un “paparazzi” de la novia de Juan con el novio de Susana con la novia de María con el novio de Luis, o el oso que hiciste en aquella fiesta de la que sólo recuerdas un vago color verde y la frase “Cinco grados bajo cero”. Muy probablemente, dada la prisa habitual del Messenger, las palabras se cortan y se ponen fuera de lugar, e incluso se dan los mensajes de forma espontánea. Tomando eso en cuenta, se puede acceder a una petición que sea sólo en parte coherente. Cuando menos te lo esperas, ya aceptaste la transferencia, sólo para abrir el archivo y descubrir un autoexec.bat o algo así que es cualquier cosa menos la foto del año. Reclamas la foto y entonces pasa lo inevitable:


La última fue porque se empezó a alentar la computadora. Luego, por algún motivo inexplicable Google se borró y nada más puedes abrir un sitio de hardcore pr0n o “la página no está disponible”. Ya cuando Google desaparece de tu computadora, sabes que las cosas están realmente mal, y que el antivirus, tu amigo el nerd, tu mamá y tus compañeros de Tibia tenían razón: tienes un virus y debes formatear la máquina. Con razón no agarraba la memoria, ni encontraba mis canciones, y cada vez que entraba a Mis Documentos salía una ventana negra que decía “H4CK3D F0R |\/|-K4RN493”.

Tanto choro va para mostrar los intentos de “comunicación” que este virus o malware o como sea que le de deba llamar ha tenido conmigo. Muchos dicen que es difícil manejar una computadora. Un profe nos decía que ahora nada más hay que saber leer. Tenía razón.


Por lo que se lee aquí se puede deducir que en el mundo existe algo llamado MySpace o Facebook (nuestros expertos todavía discuten sobre ello) al que puedes subir fotos, y que todos tenemos el deber de notificar a nuestros amigos de ello. Igual parece que hay una epidemia de "jóvenes entusiastas con deseos de expresarse", que armados con cámaras VGA de celular (porque los archivitos pesan cuando mucho 100 Kb) recorren el mundo capturando imágenes a diestra y siniestra. Lo que puedo sacar más en claro es que las lenguas se fusionan en una sola, que podemos llamar “googlingo”, el idioma de los que quieren escribir en inglés o español o cualquier otro idioma pero les da flojera aprenderlo y usan un traductor automático. Y claro, que en el internet, el idioma no importa, y una foto en MySpace es una foto en MySpace aquí y en Brasil, todo lo cual no está muy lejos de la realidad. Este tipo conoce bien a quién se dirige, pero le hace falta un curso de gramática (o más pericia al programar). Internet como ilusión es un tema más o menos común en este blog, y da para más. Tal vez haga algo especial relacionado con ello en el futuro, por aquello de que estoy cerca de poner el post 100. Mientras, gracias por leer.

lunes, 21 de enero de 2008

o.O


They’re everywere!

Yo siempre he sido reacio a usar emoticones. Razones no me faltan: a veces cuando me mandaban uno el Messenger se trababa. Al igual que el “jajajajajajajajajaja” me parecen una estupidez inútil. Eso de poner caritas, monitos y demás gif’s se me hacen una costumbre surgida por la flojera de pensar correctamente. Yo estoy leyendo tus ideas, no me importa tu cara. Si me vas a decir algo, dímelo bien. Pero hoy descubrí que esas cositas molestas sí son útiles, y mi concepción sobre la etiqueta se desmoronó. En el mundo fugaz de internet, las letras y oraciones no se comportan igual que en el plano material, donde se estampan en libros para la posteridad, por lo que se deben escoger con cuidado, pues no queremos vernos atrapados entre mares de papeles vanos faltos de significado. En Internet, las palabras vuelan como en una conversación, y el texto solo no puede dar a veces los matices que uno busca. Y siendo una conversación un fluir de ideas que no se detiene, no nos podemos dar el lujo de orlar nuestros enunciados con florituras, alegorías, un hipérbaton aquí, una alegoría acá… todo ello en un instante. Debe haber geniecillos allá afuera que lo logren, y platicar con ellos debe ser una experiencia increíblemente satisfactoria (e increíblemente críptica) pero un mortal común como cualquiera de nosotros, que sólo quiere hacer una plática como si todos los demás usuarios estuvieran frente a frente, los emoticones son útiles. Es aquí donde mi moral se resquebraja. Cuando estoy usando el chat (qué viejo se oye “chat” en 2008), no me río, no uso ningún gesto. Para mí es como estar jugando ajedrez, al cambiar una risa por un comentario sarcástico o un no entiendo por, bueno, poner eso en palabras. Yo me divierto al quebrarme la cabeza así, pero el que está del otro lado probablemente piense que está hablando con un robot del que se espera pase la prueba de Turing. Ver línea tras línea tras línea de texto inexpresivo puede ser aburrido para alguien crecido en esta era sobreestimulada. No solo aburrido: también puede parecer frío, por más que deseé hacer parecer lo que escribo como salido de la pluma de Luis de Góngora. Me disculpo por ello. En lo sucesivo usaré el :D y algún otro siempre y cuando sea conveniente, porque una cosa es usarlos y otra muy diferente es abusar:


Si se usan en exceso, cualquier plática queda reducida a un combate jeroglífico, a una variante de comunicación por feromonas, o si les gusta, a una mutación ideográfica de Newspeak. Son un complemento, generación iPod, no un estándar. Eso sí, nunca usaré un “k?”. Sería degradarme demasiado. De por sí una parte de mí (lo que creía correcto) murió hoy.

*

¿Y qué canción sería buena? Cuando tenía fotolog (sí, tenía uno, aunque nunca salió una foto mía, se los juro) ponía una recomendación musical al final de cada anotación. Ahora les dejo una probadita de un grupo que encontré de casualidad. "Little Brother", de Art Brut. Que no se me acuse de no hacerle caso a grupos de de menos de 15 años de antigüedad.


domingo, 20 de enero de 2008

Cenizas (preview)

Luego lo completo, pero en otro post. Sirva esto para hacer constar que no muero los fines de semana.

Estoy leyendo un libro muy interesante: Cántico por San Leibowitz. Trata, a grandes rasgos, de que la guerra nuclear y el caos derivado de ella destruyeron a la civilización, y una orden de monjes se la pasa atesorando los restos de ella en las bodegas de su monasterio. Es una perspectiva triste. Allí están los monjes, tratando infructuosamente de encontrar significado a textos de un mundo muerto, copiando planos que para ellos no tienen el menor sentido, pero que tal vez serán valiosos. La vida de los seres humanos devuelta a la edad media. Ya he escrito del fin dos veces, pero eso fue antes de toparme con esta historia. En un tramo dicen que todos los que eran científicos o tenían algún conocimiento superior fueron exterminados por ser parte de la elite que trajo al “diluvio de fuego”. En la vida simple, de todas maneras, no se necesitan mecánicos (no hay máquinas), electricistas (no hay electricidad), maestros (no hay ciencia), abogados (las disputas se resuelven con el jefe o con cuchillos), y mucho menos programadores (no hay “máquinas analíticas”). ¿Qué futuro nos esperaría a nosotros, los hijos de la Matrix, en un mundo así? Cuando todas las gasolineras hubieran sido vaciadas, todas las latas consumidas, todas las baterías agotadas, todas las balas disparadas, ¿qué nos quedaría? Arar la tierra, tener decenas de hijos, cantar a la luz de las fogatas o atarragarse de pez globo hasta morir. Ir a cazar al caribú. Y cuando el último de nosotros (entendido como “nosotros” los que sabemos qué era la luz eléctrica o los bolígrafos) se haya ido, el mundo de verdad volverá a la oscuridad, y a la antigua eternidad. En el libro se usa mucho que en un párrafo transcurran años. A eso se reduce la vida, a unos pocos momentos luminosos en medio de extensiones gigantescas de rutina, aunque a decir verdad, mucha gente ve su propia vida así en este mismo instante.

miércoles, 16 de enero de 2008

¡Ánimo! (II)

Hoy quería escribir y no tenía ninguna idea, pero gracias al cielo tenía más carteles motivacionales. Espero que estés deprimido, así esta entrada servirá de algo, para variar





¿Mejor ahora?

lunes, 14 de enero de 2008

Más música del 2007 (Ahora discos)

Ya hice un post de canciones, pero voy cayendo en cuenta de que lo que puse son dos horas de música nada más, un mini-resumen de lo más tocado en mi iPod-iPod de mi hermano-compu. Este año entró mucha música a mi disco duro, aunque no me acuerdo bien qué tanta y de qué artistas. Hubo muchos oldies, muchos discos del año pasado (ahora antepasado) y sólo unos pocos de 2007. Es mi falta de fe en el presente.


8.- Whatever People Say I Am, That's What I'm Not – Arctic Monkeys

Los nombres largos en una canción “ruda”, o de cualquier tipo siempre me han parecido risibles. Cómo me reí con éste. Este es para el camión o cuando estás apurado, porque el ritmo si te llega.


7.- In The Court Of The Crimson King – King Crimson

De mi etapa “paso del metal y mejor me voy al progresivo” que me dio a principios de año. Oí otros más, pero como empecé con este, y este sí lo soporto todo, pues lo pongo. Aparte 21st Century Schizoid Man me gusta para tono de celular.


6.- The Life Pursuit - Belle & Sebastian

Hubo un momento en marzo en el que me quedé sin computadora y tenía que hacer un trabajo bestial e importante. Este disco y el de Yo La Tengo ayudaron a que mi cráneo no volara en pedazos, y este en especial por la dulzura.



5.- I Am Not Afraid Of You And I Will Beat Your Ass – Yo La Tengo

El disco perfecto para las tardes en las que no sabes qué poner. Es variado, es largo, es agradable, divertido, tristón a veces… Como una estación de radio que no conocías y te quedas enganchado.



4.- Mirrored – Battles

El otro día que hablaba del año máquina, me acordé de éste disco y los que siguen. Este parece estar hecho por robots, pero robots divertidos y pachecos. Ideal para nerds.



3.- In Rainbows – Radiohead

Mi grupo favorito sacó disco nuevo, así que era obvio que estaría aquí. Me la paso toda la tarde frente al monitor, así que no me iba a perder la noticia de que podía descargar un disco legalmente a 0.00. Me agradó que no divagaran tanto como en el último disco que sacaron, y que realmente pudieras oírlo todo, sin darle skip a ninguna canción.



2.- Crystal Rainbow Pyramid Under The Stars - Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O.

Éste me lo recomendó una revista en el Sanborns. Me llamó la atención por el nombre tan rimbombante. Sólo un grupo japonés puede llamarse así, aparte de que tocan rock psicodélico y parece que forman un culto o algo así. No me importa. Tienen el toque frenético y apabullante que me agrada (tres canciones en 71 minutos mas saturación a más no poder es mi definición de apabullante, no sé cual sea la suya) Cada vez que lo oigo el metal me parece un poco más plano y aburrido. Ojo: si no aguantan trechos largos de música sin parar, ni lo intenten.



1.- Station To Station - David Bowie

OMG! Mi elección del año pasado es un oldie! Es simple: para mí, “Station to Station” es LA canción, y este está tan cerca (para mí, obviamente) de ser EL disco que me asusta (Dos errores: TVC 15 y que está cortito). Espero que en el futuro salga algo que me guste más, porque si no se confirmará mi teoría. Mientras, me quedo atrapado en los 70’s, tronando los dedos y animándome a bailar, y para que eso pase, está difícil.

¿Ocho? Sí, ni siquiera junté diez. Conozco muy poco de música, y estos discos fueron los que pude soportar más de 10 escuchas completos. Se aceptan recomendaciones, hasta metal. Es un nuevo año, y quien sabe, tal vez encuentre otra zona de confort allí.

jueves, 10 de enero de 2008

Sin más que decir…

…que lo siento si he ofendido a alguien. Así hablo a veces (Va para todo aquel que se haya sentido ultrajado alguna vez por algo que haya dicho).

martes, 8 de enero de 2008

Sabiduría Rubik (I)

Ayer compré uno de estos:


No se muestra: los otros tres lados todos desparramados

Si miles de personas en el mundo han podido resolver este acertijo clásico, ¿porqué yo no? Yo no soy miles de personas, pero sé que puedo. Después de estarlo revolviendo todo el día, este es el aspecto que guardaba al empezar:


Una de las 43,252,003,274,489,856,000 permutaciones posibles, descansando inmóvil en mi mano derecha.

Me he propuesto jugar con este instrumento infernal y tratar de resolverlo. Tengo todo el año. Y pues ya, manos a la obra.

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A los cinco minutos de estar con el cubo entre las manos es imposible no caer en trance místico, o en rabia extrema. Para tratar de armarlo la mente debe estar en blanco, y en ese estado es fácil que se apoderen de uno pensamientos extraños, que lo distraen y hacen dar vueltas a un lado una y otra vez. Me pregunto si en los ochentas habría existido un libro dedicado a esas reflexiones espontáneas que salen de estar allí embobado ante esa pieza de plástico, al que ya no se trata de ver como un juguete sino como un modelo de la vida y del universo. Seguro toda una logia de rubikólogos se hubiera formado, y usaría al kocka (Húngaro para "cubo") en sus rituales. Tres vueltas para allá, una hacia atrás, dos adelante y una letanía. Blanco para la pureza, verde para la vida, amarillo para la energía, azul para el conocimiento, rojo para el cuerpo y naranja para el espíritu, aunque los hermanos tienen muchas discusiones sobre la correcta interpretación de los crípticos mensajes creados a cada vuelta, con la mezcla de los cuadritos. A ese ejercicio se le llama szándék (Húngaro para “significado”). Algún día se logrará la mezcla perfecta de colores, y se revelará el sentido del universo, codificada en alguna de las miles de millones de formas del kocka. Todas las caras tienen un significado, pero sólo una tiene la gran respuesta. Son demasiadas para que la respuesta aflore pronto, y al cabo de algún tiempo los recién llegados se hartan de tantas matemáticas que tienen que aprender, los mismos colores, el dolor en las muñecas, el húngaro, el tener que dar diezmos para comprar cubos nuevos. Se dan cuenta de que son los ochenta y se están perdiendo todo lo bueno, así que la secta desaparece y el mundo tiene un libro más para poner en la repisa de remates. Hay una enseñanza en todo ello: no hay que clavarse demasiado con nada, que podrías parecer ridículo en el futuro (guarde usted una foto de un cosplayer y enséñesela varios años después. Entonces comprenderá bien) Y para dejar la sensación mística, “Tomorrow Never Knows”.




(Y no, no voy a leer la solución que dan en Wikipedia, ni en ninguna otra parte. Este será un año largo)

lunes, 7 de enero de 2008

Día 1

Se acabaron las vacaciones, amigos que todavía estudian. Muchos empezaron su día con el horrible sonido del despertador, chillante e irritante como ningún otro. Otros se durmieron y llegaron tarde o no fueron, empezando con el pie izquierdo. Yo no pude dormir. La maldita película del Azteca me quitó el sueño y estuve dando vueltas en la cama hasta las dos de la mañana, pensando en cosas sin sentido y en el insomnio familiar fatal. Mi propio sonido chillante e irritante llegó a las cinco. Lo primero son las noticias: nevadas en Inglaterra, tráfico mortal, los Reyes Magos, lo normal del 7 de enero. No necesito al Popocatépetl hoy, de verdad quiero salir. En la escuela estoy a las 6:30. Es a esa hora o a las 7:15 gracias al transporte público. Y entonces, cuando llega la primera persona con un rostro conocido, puedo dejar de hablar tan parco.

Realmente no puedo contar mucho del día de hoy: salí temprano, fui a “desayunar” (yo desayuno en casa siempre, sólo sirvo de apoyo moral en la mesa) y después a unos quehaceres. Y ví un iPod Touch funcionando. Ahora comprendo porqué tanto escándalo. También ví los dos juegos que había querido pero que no había encontrado. El destino cruel me los restriega en la cara ahora que no tengo dinero… ¿Y yo porqué me preocupo tanto del dinero, y de los juegos, y de un iPod Touch? Formulo otro propósito de año nuevo, aparte de APRENDER A DECIR NO, a COBRAR POR LO QUE HAGO, a NO DEJAR LAS COSAS PARA EL ÚLTIMO, y a RESOLVER UN CUBO RUBIK: DESAPEGARME DE LOS BIENES SUPÉRFLUOS. Voy a tirar mi iPodcito por el excusado, y mientras vuelvo, los dejo con esta melodía, “Take Pills”, de Panda Bear. Me llegó al alma con su aura fantasmal y la idea de tomar pastillas. Le haré caso, y me acostaré con la princesa aspirina. Luego hablamos de cosas más sustanciosas


viernes, 4 de enero de 2008

Año – Máquina

Si el grupo 01 tuviera que ponerle un nombre al año pasado (se ha vuelto una mala costumbre hablar del pasado en este blog), ya ven, como el “Año Internacional del Camote” o “Año del Comercio”, “Año del Conejo”, o “Año Internacional de la Papa”, tendría que ponerle “Año de la Programación” porque ahora sí me di cuenta de que estoy estudiando Sistemas gracias a los métodos draconianos de nuestro profesor de Java – C#. Muchos vamos a quedar con secuelas permanentes de esta exposición tan prolongada a líneas de código: gente que tenía por personas normales, comunes y corrientes, ajenas a todo este desbarajuste, ha empezado a decir chistes que tienen que ver con tecnicismos, que personalmente odio con todo mi ser y que no deberían ser utilizados en una conversación normal. Achacar todos tus problemas a una sola persona es síntoma de una obsesión malsana amor-odio, y eso pasó. Se alteraron mis patrones de sueño, llegando a estar despierto hasta entrada la madrugada por culpa de un trabajo final. ¿A todos les pasa? Pues qué bueno, pero yo no soy “todos”. Mi día termina a las 10:30 u 11:00 PM máximo, no cuando ya empezó el siguiente. En fin, creo que ya me estoy proyectando, así que perdón y a lo que vamos.

En mi caso particular, el “año de la programación” se convierte en el “año-máquina”. Todo mi año giró en torno a cosas que tienen que ver con circuitos y bits. Y con programación obviamente. Ayudó la tendencia de Hollywood a usar CGI en casi cualquier oportunidad que se le presente, desde retocar músculos en 300 (me aburrió, nada más se la pasan ensartándose en y con objetos filosos, o hablando-gritando cosas sobre el heroísmo, tan pasado de moda) pasando por crear robots en Transformers (Si Megatrón llevaba congelado 50 años y no había Internet antes, ¿cómo es que sabía inglés si así lo aprendieron los Autobots?) y culminando creando una película completamente en Ratatouille (La única película de 2007 que me gustó completamente, sin asomo de duda). También ayudó la música, pues de los discos que más me gustaron el año pasado la mayoría son joyas sintetizadas (los pondría, pero ya me ganaron la idea por no carburar rápido y la voy a tener que pedir prestada…) y tuve un iPod para aislarme en mi música como el común de las personas de mi generación. Tengo un discman, pero soy muy tacaño con las pilas. Lo que más ayudó para que fuera un año-máquina fue el Internet. Esa cosa del diablo de la que tanto me he burlado y aterrorizado se me metió por los poros en forma de blogs, podcasts, Xbox Live y demás parafernalia TCP/IP. Lo horrible es que el Internet no me ha guiado a hacer amigos en MySpace, sino a tener un blog. No me ha orillado a ver los n remixes de Edgar cayéndose, sino a blogs de tecnología: una adicción que no solo es mala por si misma, sino que refuerza otra condición todavía más maligna, o sea, yo en una maraña de cables y resistencias.

Lo bueno es que el 2008 pinta diferente. ¿Qué me hace pensar eso? No sé, la estupidez o el deseo de que las cosas vayan de diferente manera esta vez. Este año irremediablemente aumentará mi nivel de contacto humano real, porque tengo que hacer el servicio social en la carrera. También aumentará mi sentido del valor del dinero, porque estoy endeudado como nunca y tengo que salir de eso con mis propias uñas. Y lo mejor de todo, ya no tengo a un profe draconiano tratando de que haga proyectos casi imposibles de lograr en solitario. Eso último podría tacharlo el lunes, pero espero que no.

jueves, 3 de enero de 2008

Ch-Ch-Changes!

“Flaigrod Volksrepublik” es muy tardado de decir. El negro en cosas de computadoras es muy de los 90’s, o de antes de que Apple decidiera hacer cosas plateadas como Mac OS o las, eh, iMac. También pasó de moda el socialismo: no hay mucho que hacer en la materia después de que los países comunistas se derrumban una y otra vez, y gracias a los videojuegos, los McTrabajos y el happy punk la juventud está lo suficientemente anestesiada como para pensar en su futuro. Por eso el pórtico ruinoso del header: despojos de Chernobyl. Por eso también los colores cambiados: Ya le hacía falta. Tengo año y medio con los mismos. Si les molesta la vista, por favor díganme. Por eso también el cambio de nombre al antiguo y original. Y por eso el cambio de rumbo, a uno más acorde con el propósito inicial, o sea, postear como loco y escribir como demente. Ahorita queda el anuncio de estos nuevos aires, y para el lunes, el inicio en forma. Quedan advertidos.