Los hechos: Hace algún tiempo los emos estaban de moda. Estaban por todas partes en las calles, en las revistas, e incluso en las noticias. Incontables fotologs mostraban imágenes de jóvenes andróginos posando en sus baños o frente al espejo. Las tiendas amasaban fortunas vendiendo identidad al menudeo. Los anarkopunks, esos grandes adalides de las causas sociales, querían que les devolvieran sus pantalones entubados.
También hace algún tiempo, Televisa necesitaba llenar el espacio de las 5:00 PM en su canal de mayor audiencia. Habían jubilado a Mujer: Casos de la Vida Real, un programa en el que las sufridas mujeres del México Real© enviaban sus historias para que sus angustias fueran disfrutadas por millones de telespectadores. Después de veinte años viendo un programa así, cambiarlo por otra cosa sería traumático, por lo que los genios de Chapultepec 18 dieron a luz dos partos que colmaron al mundo de maravilla y contento: “Central de Abasto”, en el que se muestran historias de la gente humilde que vive y trabaja en el mercado más grande de la Ciudad de México, y “La Rosa de Guadalupe”, en el que los problemas de amas de casa, estudiantes y niños con cáncer eran resueltos por intercesión La Virgen de Guadalupe (Pongo esto para el ocasional lector extranjero que visite este blog: los mexicanos conocemos muy bien el hedor de estos programas). Para cierto tipo de personas son emisiones muy loables, con contenido y disfrutables. Para el resto de nosotros, con sus producciones de tres pesos de presupuesto y sus guiones más planos que un monitor LCD, son tele-exploitation puro, porno-tragedia, o lo más cercano a ver una producción de Ed Wood cada tarde.
¿Y cómo se relaciona una cosa con la otra? Ya les dije que los emos estaban hasta en las noticias. ¿Por qué no en las telenovelas? Señores, con ustedes, un clásico de la televisión mexicana,: “Soy emo”:
(Si no pueden ver el video lo pueden encontrar en la página oficial. Allí también tienen películas de El Santo).
También hace algún tiempo, Televisa necesitaba llenar el espacio de las 5:00 PM en su canal de mayor audiencia. Habían jubilado a Mujer: Casos de la Vida Real, un programa en el que las sufridas mujeres del México Real© enviaban sus historias para que sus angustias fueran disfrutadas por millones de telespectadores. Después de veinte años viendo un programa así, cambiarlo por otra cosa sería traumático, por lo que los genios de Chapultepec 18 dieron a luz dos partos que colmaron al mundo de maravilla y contento: “Central de Abasto”, en el que se muestran historias de la gente humilde que vive y trabaja en el mercado más grande de la Ciudad de México, y “La Rosa de Guadalupe”, en el que los problemas de amas de casa, estudiantes y niños con cáncer eran resueltos por intercesión La Virgen de Guadalupe (Pongo esto para el ocasional lector extranjero que visite este blog: los mexicanos conocemos muy bien el hedor de estos programas). Para cierto tipo de personas son emisiones muy loables, con contenido y disfrutables. Para el resto de nosotros, con sus producciones de tres pesos de presupuesto y sus guiones más planos que un monitor LCD, son tele-exploitation puro, porno-tragedia, o lo más cercano a ver una producción de Ed Wood cada tarde.
¿Y cómo se relaciona una cosa con la otra? Ya les dije que los emos estaban hasta en las noticias. ¿Por qué no en las telenovelas? Señores, con ustedes, un clásico de la televisión mexicana,: “Soy emo”:
(Si no pueden ver el video lo pueden encontrar en la página oficial. Allí también tienen películas de El Santo).