Modelo primigenio de ENIAC
Así como DIOS les regaló el don de la incomunicación a los caldeos por su soberbia, a los programadores nos ha castigado por la nuestra. Y es que en nuestra ansia de dominar al mundo a través de las “máquinas pensantes” nos hemos olvidado del SEÑOR y de sus preceptos. Por ello nos ha mandado los cientos de lenguajes de programación que existen. Yo apenas me he empezado a dar cuenta de ello. Lo peor es que en lugar de agruparnos en tribus y dispersarnos por el mundo como aquellos constructores de rascacielos bíblicos, nos hemos enfrascado en batallas sin sentido por defender tal o cual lenguaje. ¿Qué no nos damos cuenta de que tanta variedad no es algo de lo cuál se deba uno enorgullecer, sino al contrario, es una limitante a nuestras ideas? Somos presas del demonio muy fácilmente, y caemos en la tentación: nos sentimos orgullosos de nuestro castigo, nos regodeamos en nuestra dispersión, y en el fondo, todos nosotros queremos encontrar más divisiones, para creernos únicos y especiales. Les expongo mi caso, siendo el más pequeño de entre los normales.
A mí me gusta programar. El primer lenguaje que aprendí fue C++. Sé que es muy poderoso, pero yo no salí de hacer el arreglo de las diez calificaciones y el promedio. Qué se le va a hacer. Luego vino Java, con su noble idea de usar el mismo código en todas partes, cosa que aplaudo, pero no me agrada la idea de que dependa de una pieza de software especial que es todo menos rápida. Luego vino C#, y es más o menos lo mismo, pero nada más funciona sobre Windows (y sobre hacks). Eso del lado del programa que el usuario ve, porque también está SQL, en su versión Microsoft y en el sabor Sun. Ahora tengo que hacer todo eso pero en Delphi, que es Pascal pero con ventanitas, y tragar HTML (que no es un lenguaje de programación como tal, pero es uno), PHP, CSS, JavaScript, y posiblemente ActionScript, solo para que una página de Internet funcione como debe. Eso no es lo peor: si quiero vivir de mis rentas siendo un celador de mainframes en un banco o en un laboratorio (mas o menos como sacarse la lotería, pero para picateclas) casi nada de eso me servirá porque probablemente todo funcione en COBOL o FORTRAN (C si tenemos suerte), que son como el egipcio y el sumerio en esto de la programación, surgidos después del ensamblador, o proto-indoeuropeo para nuestros amigos que saben de lenguas.
Sin embargo, pese a todo esto, pese a que no importa lo que aprenda siempre estaré dos pasos atrás (nunca se puede estar en la cresta de la ola: es peligroso, el vértigo es arrollador y puede ser mortal), seguiré programando, aunque sea una afrenta a DIOS. Porque somos el pueblo despreciado por todas las naciones de la Tierra. Nuestra labor llena de repugnancia a cualquier ser cuerdo. No en balde eso de las computadoras es cosa del diablo; sólo él pudo inspirar a los nerds para crear un aparato tan complejo e intimidante. Claro, ellos (nosotros) tienen todos los secretos y saben todas las puertas. Es su forma de sentirse superiores. Hemos vuelto dependientes de ellas a la población de ese ingenio mecánico, y lo estamos pagando: luchas inútiles (Linux es mejor, Apple es chido, BASIC es para tontos, COBOL es para viejitos…), reclusión en lugares hostiles (reto a una persona normal pasar una semana en una covacha propia de un departamento de informática), humor horrible y horriblemente técnico (“Eso ni al CASE”), etc. Pero algún día terminaremos nuestra labor, quedando en nuestras manos la prueba irrefutable de que los seres humanos son tan predecibles que sus acciones pueden codificarse en algoritmos. Entonces, seremos iguales al SEÑOR, y ÉL nos destruirá. Entre tanto, seguiremos tecleando.
***
Todo esterant montón de estupideces viene a cuento porque he estado muy ocupado últimamente: la escuela como siempre, pero ahora con el añadido del servicio social, en donde, por cierto, programaré en C# y me certificarán en Java. ¿Alguien sabe si sirve de algo? Como sea, he estado distraído más de lo que me gusta, y probablemente esté así algunos días-semanas-meses. No voy a cerrar esto, pero seré algo más mundano para llenar espacio. Con eso me refiero a hablar de discos que me la paso oyendo, fotos que veo y demás frivolidad. Espero no perder el toque.
A mí me gusta programar. El primer lenguaje que aprendí fue C++. Sé que es muy poderoso, pero yo no salí de hacer el arreglo de las diez calificaciones y el promedio. Qué se le va a hacer. Luego vino Java, con su noble idea de usar el mismo código en todas partes, cosa que aplaudo, pero no me agrada la idea de que dependa de una pieza de software especial que es todo menos rápida. Luego vino C#, y es más o menos lo mismo, pero nada más funciona sobre Windows (y sobre hacks). Eso del lado del programa que el usuario ve, porque también está SQL, en su versión Microsoft y en el sabor Sun. Ahora tengo que hacer todo eso pero en Delphi, que es Pascal pero con ventanitas, y tragar HTML (que no es un lenguaje de programación como tal, pero es uno), PHP, CSS, JavaScript, y posiblemente ActionScript, solo para que una página de Internet funcione como debe. Eso no es lo peor: si quiero vivir de mis rentas siendo un celador de mainframes en un banco o en un laboratorio (mas o menos como sacarse la lotería, pero para picateclas) casi nada de eso me servirá porque probablemente todo funcione en COBOL o FORTRAN (C si tenemos suerte), que son como el egipcio y el sumerio en esto de la programación, surgidos después del ensamblador, o proto-indoeuropeo para nuestros amigos que saben de lenguas.
Sin embargo, pese a todo esto, pese a que no importa lo que aprenda siempre estaré dos pasos atrás (nunca se puede estar en la cresta de la ola: es peligroso, el vértigo es arrollador y puede ser mortal), seguiré programando, aunque sea una afrenta a DIOS. Porque somos el pueblo despreciado por todas las naciones de la Tierra. Nuestra labor llena de repugnancia a cualquier ser cuerdo. No en balde eso de las computadoras es cosa del diablo; sólo él pudo inspirar a los nerds para crear un aparato tan complejo e intimidante. Claro, ellos (nosotros) tienen todos los secretos y saben todas las puertas. Es su forma de sentirse superiores. Hemos vuelto dependientes de ellas a la población de ese ingenio mecánico, y lo estamos pagando: luchas inútiles (Linux es mejor, Apple es chido, BASIC es para tontos, COBOL es para viejitos…), reclusión en lugares hostiles (reto a una persona normal pasar una semana en una covacha propia de un departamento de informática), humor horrible y horriblemente técnico (“Eso ni al CASE”), etc. Pero algún día terminaremos nuestra labor, quedando en nuestras manos la prueba irrefutable de que los seres humanos son tan predecibles que sus acciones pueden codificarse en algoritmos. Entonces, seremos iguales al SEÑOR, y ÉL nos destruirá. Entre tanto, seguiremos tecleando.
***
Todo este
2 comentarios:
Excelente, me ha gustado bastante esta comparación, jamás me había pensar en esto de los lenguajes de programación de esa manera. =)
Te envié un mail, ojalá puedas contestarlo...
Salu2.
Pues no me llegó tu mail... Cosas de Google (¡pero si Google es DIOS!)
Publicar un comentario