Hay mucha gente que reniega de sus orígenes: hijos que se avergüenzan de sus padres, señoras (y señores) que se dopan viendo telenovelas para olvidar su jodidismo, jóvenes que quieren ser japoneses o suspiran por Nueva York, y claro, los sinaloenses que no nos gusta la banda. Bueno, en realidad soy de Tijuana, así que eso de los orígenes ni me va ni me viene (y de hecho, creo que me da derecho para suspirar por Nueva York, o al menos por San Diego), y tengo que admitir que la música de banda es mejor que el reggaetón, pero de todas formas no me gusta. Aunque debo decirlo, eso de la música popular mexicana sirve para algo en algunas ocasiones, como por ejemplo, para dar voz a los que no la tienen, o para contarle al pueblo las historias que sí le interesan. Historias de narcos y de droga escondida en camiones. Corridos. Lo malo es que todos son muy parecidos, y si oyes a uno, los oíste a todos:
Ya oigo a las trocas.
3 comentarios:
La música banda no es tan mala, pero el pedo es qué, como tú dices, si oyes una canción ya has oído casi todas. Por eso me irrita como género musical: es muy repetitivo y sin propuesta. Lo que sí odio es todo el pinche contexto de la música banda: puras cosas corrientes.
Ah, y me emputa que la gente me diga "¡¿Eres sinaloense y no bailas/no te gusta la banda?!". No, su pinche cultura me la paso por los huevos.
Asi es, he vuetlo en un blog diario, jaja
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