¿Por qué no tratan de llevarse bien?
En el mundo computacional, como todo en el mundo, hay dos posiciones antagónicas e irreconciliables: los del “free software” y los del “normal software” (esos en realidad no tienen nombre). Como en todo en este mundo, si no estás con uno de ellos, eres su enemigo, y si no estás con ninguno, tratarán de hacer todo lo posible para manipularte (por alguna razón me acordé de aquella película de Cantinflas, la de “Su Excelencia”). Yo no tomo partido por ningún bando, no aún. La cuestión es ésta:
- Los del Free Software, o “linuxeros”, dicen que el software que corre en nuestras compus debe ser libre, es decir, que cualquiera pueda modificarlo y/o distribuirlo a voluntad, no como esos sucios capitalistas de Microsoft que nos tratan como máquinas de compra.
- Los del Normal Software, o “status quo”, dicen que el software debe seguir siendo propiedad intelectual de las empresas y los programadores para mantener la calidad, no como esos ilusos “hippies” que quieren que volvamos a la época del Do It Yourself.
La gran pregunta es ¿quién tiene la razón? Yo no lo sé. Lo que sigue es la opinión personal de un servido basada en su (a veces amarga) experiencia. No me meteré en cuestiones técnicas porque no las conozco, y trataré de que mi
Uno tiene las dos opciones frente a sí, y el hecho de que una computadora, a pesar de que están ya en todas partes, sigue siendo un artifundio mucho muy tecnológico y complejo, y eso que los ingenieros se han partido el lomo los últimos cuarenta años para hacernos la vida más sencilla. Cuando uno tiene ante sí una computadora por primera vez, siente una especie de temor y reverencia casi místicos, y una aprensión terrible a tocarla, no vaya a ser que la descompongamos. Por suerte para nosotros tenemos a Microsoft y a Windows, que nos “solucionan” la vida, al venir preinstalados en la gran mayoría de los equipos. De hecho, sólo he visto dos veces una computadora nueva con otro sistema: en una exhibición de Apple en Monterrey y unas máquinas que llegaron a la escuela con el sistema de allá arriba: Lindows OS.
Donde esté una computadora y un usuario común y corriente, está un producto de Microsoft. En las escuelas nuestras clases de computación comienzan por el escritorio de Windows. Hacemos nuestras tareas en el Office, porque en eso nos enseñamos. Entramos a Google en el Internet Explorer porque es lo que hay. Un minuto. ¿Es “lo que hay” o es “lo que nos dan”? Aquí hay un fenómeno curioso. Resulta que Microsoft no es todo lo que hay. Está Linux, Solaris, hasta las venerables y siempre deseadas Mac. Entonces, ¿por qué no elegimos entre estos sistemas de software? Porque no nos han enseñado más allá del cubil de Windows. Y es fácil quedarse en él sobre todo en esta era de discos piratas que se reparten por todas partes de manera tan fácil que allá en las oficinas de los desarrolladores de software se devanan los sesos buscando formas de que eso no suceda. Eso, sin embargo, va más allá. Pienso que el abrumador éxito de Windows se debe precisamente a que no conocemos más allá de sus fronteras. Mucha gente cuando piensa en “computadora” piensa inmediatamente en “Word”. Probablemente no sepa que exista OpenOffice, que es gratis o Word Perfect, que es de paga pero cuesta mucho menos que un Office original. Eso no importa, porque casi nadie compra un Office. Por lo general viene ya en la máquina o nos lo pasa un amigo. Pero como dijera Nelson Rufino: “es un delito que no tiene víctimas”.
Así que después de informarnos nos aventuramos tímidamente en la galaxia del Free Software. Me gustan sus páginas de Internet. Son muy bonitas e inspiradoras, como un comercial del Avon. La promesa en todas esas páginas es que sus programas son gratis de verdad, no gratis como en un disco con crack, sino gratis de que esto es legal y nadie te reclamará. Hasta te alientan a decirles a tus amigos. Bajas el programa, le picas al instalador, y todo marcha sobre ruedas. De vez en cuando te quedarás con una cara de what ante un comando de nombre diferente, pero que hace lo mismo. O de plano te hartarás porque hay funciones que no entiendes en lo absoluto. Cuando instalé el OpenOffice por vez primera, por más que le busqué, no pude configurar el corrector de ortografía. La segunda vez tampoco. Supongo que me falta aprender. Algunos lo logran y están complacidos con su descubrimiento, mientras que otros simplemente lo abandonan. Nadie los culpa. Los más osados hasta se aventuran a cambiar el sistema operativo, y entran a la otra galaxia que se llama Linux, en la mayoría de los casos.
Linux es muy raro. Se ve bonito (ahora), y funciona bien, pero a veces tienes que hacer cosas que simplemente no sabes hacer, como configurar manualmente. Allí, que Dios te agarre confesado si no tienes Internet. Existe un montón de gente que le sabe al Linux, pero pocos tienen la oportunidad de conocerlos en persona: foros y chats son obligados puntos para buscar ayuda. Si tienes suerte y la encuentras, podrás seguir con tu vida con pocos contratiempos. Quizás las dos cosas más shockeantes del Linux sean que tienes que aprender todo de nuevo y que va a haber veces en los que la misma presión del medio te va a obligar a tener Windows. En algún momento de mi carrera voy a toparme con Visual Basic, y ese ni en sueños lo van a tener en Linux. Tal vez en el futuro me cambie y lo haga todo en Java.
Eso es lo que yo he visto. Es poco, porque no tengo tiempo ya. Aunque lo parezca, no estoy del lado de Linux al 100%, eso por algunas razones:
- Me da flojera tener que aprender, y más aún, enseñar a la gente que usa esta computadora.
- No hay nadie que me ayude en persona, no que yo conozca
- A veces, Linux es muy técnico.
- Y ya.
Tampoco estoy del lado de Microsoft:
- Me siento culpable cada vez que pienso de dónde vino mi copia de Windows.
- A veces, funciona muy mal y no te deja hacer cosas fuera de los menús y ventanas.
- Se aprovechan de su posición para seguir allí (eso fue muy “rojo”. Me disculpo).
- Y ya.
Por lo visto, en esto también soy un indeciso. También me hace falta abundar más (¡!), pero por respeto a su paciencia no lo haré. Mientras tanto, les dejo dos panfletos “hippies”:
De cómo Microsoft nos usa como empleados
De cómo Microsoft nos lava el cerebro
Prometo hacerlo mejor la próxima.
3 comentarios:
Yo tengo una mac, me ancanta mi mac el diesño del hardware es tan bonito como el del software, jamás se traba, nunca he tenido problemas con víruses o spam, le dije adíos por fin a los malditos archivos en .exe, pero sé que es la solución de alguien con cierto nivel económico.
Las macs son más caras, y aunuqe siguen siendo "la crème de la crème" en sistema operativo, no jalan tan duro como una computadora "modeada", su capacidad de expansión es limitada (excepto en la gloriosa mac pro quad). Las mac no le sirven a los ingenieros y para los programadores flojos también es semi inútil. Si estudias mecatrónica tu mac es inútil. Claro, existe el boot camp para las nuevas mac con procesador intel, que les permite correr windows también, pero esto sólo sirve para recalcar el dominio de microsoft sobre el mercado.
Aún así, la computadora más rápida y eficiente en correr el windows vista en su versión más complicada y lujosa es una mac. No, no me está pagando apple ni un centavo, sólo estoy muy satisfecho con mi máquina, se podría decir que soy un fanboy.
Por que tengo una y no tengo para comprar otra cosa, solo dirE: arriba Windows... hasta k no consiga una mac o algo... jajaja en todo caso solo la uso para vice city, mi blog y el porn... digo, tareas
apoco publican algo mio en una revista nacional?! ... si firmo en tdq.net, jaja, pero k me perdi o k?
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