Our Motto:

We yell because we don't care

martes, 23 de marzo de 2010

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero


Cuando supe que Oliver Sacks aparte de haber escrito este libro era el doctor que había tratado a los enfermos de encefalitis letárgica de Despertares sentí escalofríos. Como ya he dicho antes, esa es la película que me da mas miedo; de hecho creo que es la única que me ha hecho sentir verdadero terror. Es lo que tiene presentarle un caso tan devastador a un hipocondriaco. Y este libro no empezó diferente: es un conjunto de casos de enfermedades neurológicas inusuales, y el que abre el libro y le da nombre es el de un hombre que ha perdido la capacidad de reconocer rostros y formas: puede reconocer detalles, pero no puede asociarlos omo parte de un todo. Luego te encuentras con dos casos de perdida de memoria de corto plazo, dejando a los aquejados en un perpetuo presente. O la mujer que ha perdido la capacidad de sentir su cuerpo y moverlo de forma inconsciente. Para alguien como yo, la lectura de anécdotas así provocan terror puro y duro. Stephen King, H. P. Lovecraft, Poe... todos tienen mucha imaginación, pero sus fabulaciones no son rival para la realidad, para el verdadero horror, el horror que uno puede encontrar en libros de la Segunda Guerra Mundial, o sobre la Inquisición, o como en este caso, en memorias médicas. Pero Sacks (Oh, dije el nombre del autor, debo ser un conocedor) no escribió sobre sus experiencias buscando el efecto de una de esas crónicas de exploradores hechas sólo para asombrar y hacer sentir superiores a los lectores, sino como un ejercicio para transmitir una nueva forma de ver a los pacientes, una mas "humana". Lo mas interesante es cómo en cada caso se apela al espíritu, a lo que se esconde en lo mas profundo de la mente, aquello que se encuentra más allá del raciocinio, por lo que al final la lectura es bastante esperanzadora. Aunque con "espíritu" se refiere a la capacidad del cerebro de conservar la parte creativa, los sentimientos, la experiencia no analítica, no tanto a la existencia de un plano metafísico, y como parte integral del cerebro, es suceptible de perderse... y potenciarse: muchos casos se refieren a personas que por una enfermedad recuerdan experiencias felices, son creativos o incluso son venerados como Hildegarda de Bingen, quien tenìa visiones celestiales producto de algo tan mundano como la migraña. Este es un libro sobre la mente, pero también sobre la vida interior.

No hay comentarios.: