Brumosas nubes de opio
suenan en el horizonte
gráciles y felices bailarinas
pequeñas, exóticas, máquinas afeitantes.
Un viento del norte,
son movidas con soltura
y los algodones flotantes
en un hotel rasuran,
corren por ignotos paisajes,
demuelen, cortan, sabatinas barbas
dicen: “hola querido sultán”
con un chirrido apabullante.
y éste les responde:
“maldita sea, estoy sangrando”,
“pequeñas cositas, brillantes, frágiles”.
y dan al basurero.
¡Que cosa más extraña
Sucedió en el verano,
el sultán sigue sonriendo!
la herida no ha sanado.
Y este hace media hora:
Cada día el viento recoge un poco de mí.
Me voy en la brisa, me fundo con el aire;
y en mi cuerpo queda un pequeño vacío.
Pero no importa: ya volverá.
¿Qué será de mí entonces?
Un montón de pedazos, amontonados, sin forma;
aunque, tal vez, da lo mismo.
y el viento me llevará al desierto.
Pero ya no seré yo;
me convertiré en una ola del mar de las dunas.
El sol acariciará mi cuerpo granular,
el aire nocturno, fresco, apaciguará el calor;
tal vez aún pueda ver las estrellas, y estará bien
por que, fundido con el infinito, ya no estaré solo.
que las cosas sucedan por que sí,
y no me gusta quedarme sin hacer nada, pero, ¿qué me queda?
Sólo espero que la lluvia no me convierta en un terrón de tierra.
En todo caso, gracias por su tolerancia.
1 comentario:
eale que buen rollo te cargas, si no te conociera diria que te fumaste un churrote maeca jumbo, siguele como vas y pronto tendremos lectura que valga la pena ver por aqui en mexico.
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