Barry era un tipo con talento. Incluso había estudiado arte, aún cuando la sola idea de estudiar cómo ser artista suene extraña después de pensarla detenidamente. En fin, estando en la escuela, un día debió darse cuenta de que estaría mejor teniendo “un trabajo de verdad”, así que consiguió empleo como programador (que en el pasado era un trabajo de verdad, considerando que tenías que saber obligatoriamente el funcionamiento electrónico de la máquina a programar). Allí conoció a su amigo Peter, que siguió justo el camino contrario: se hartó de estar atado a un trabajo formal y decidió ser artista. Probó suerte en el mundillo de la música, y tuvo éxito: escribió las letras de un gran disco. A aquella maravilla le faltaba una portada, y Meter fue a buscar a Barry al nido de conformismo asfixiante en el que había decidido quedarse. Inspirado por aquella música, Barry pintó una imagen poderosa, desbordante de vitalidad, y al mismo tiempo melancólica. Aquel retrato de un hombre atrapado en el sinsentido de la modernidad, y de un anciano regente de una tierra atrapada en el tiempo y el ensueño fueron su obra maestra, y a la postre la única, puesto que su autor moriría poco después. Afortunadamente todavía podemos echarles una mirada:
Alguno ya habrá reconocido la primera imagen: la portada de “In The Court Of The Crimson King”, de King Crimson. Es uno de mis discos favoritos, y ahora que sé la historia detrás de estas imágenes me agrada más, por ser la clásica del genio que se pierde cuando apenas está dando muestras de su potencial, pero también un triste ejemplo de una mala decisión de carrera. Y eso es justamente lo que he estado pensando en esta tediosa semana. Todos estos días, en los que cinco afortunados de mi salón disfrutaron de unas vacaciones fueron a un congreso, la clase se sintió semivacía (somos como 18), y como aparte de eso no hicimos absolutamente nada, la licenciatura en sistemas computacionales dejó ver todo su sinsentido, por lo menos a mis ojos. Así de aburrido estaba. Uno siempre vive en el presente: el futuro no ha llegado y el pasado ya se fue, pero como dice Andrew Ryan, nuestras decisiones nos hacen a nosotros. Y si soy producto de mis decisiones, ¿quién me asegura que soy el mejor “yo” que puede haber? Mr. Ryan seguramente me cachetearía y me diría: “piensa mejor en quién puedes ser”. Así que todavía puedo elegir, en teoría. Por suerte para mi existencia actual, para cuando lean estas líneas todo habrá vuelto a la normalidad en la escuela (de hecho, este es el último fin de semana tranquilo que tendré: empieza el fin del trimestre), y además estoy demasiado acostumbrado a las líneas de código para abandonarlas sólo por un desvarío existencial pasajero. Eso digo hoy…
Más de Barry (en inglés). Háganse un favor y pongan este disco en su estéreo/PC/reproductor MP3. Sus oídos se los agradecerán.
Más de Barry (en inglés). Háganse un favor y pongan este disco en su estéreo/PC/reproductor MP3. Sus oídos se los agradecerán.
1 comentario:
2%#"#$ no teng obocinas hoy...
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