DOS USOS DEL APLAUSO
Ejercicio de imaginación: ¿Qué uso será el que le estén dando al aplauso?
No hay nada más emocionante que un aplauso, una buena palabra. Imagina a un auditorio hasta el tope, y esta banda de novatos entra al escenario, y entonces suenan las primeras notas de una canción. Dos horas después, el recital acaba en una atronadora aclamación del público. El aplauso aquí es una forma de decir: “Que bien estuvieron”.
En la escuela, sin embargo, es muy diferente. Hoy hubo un auditorio hasta el tope, pero en condiciones diferentes. La sabia administración nos invita a entrar a una conferencia sobre el tema “ponga aquí el nombre”. Por lo general, cada conferencia cuenta, y los profesores pasan lista a veces, así que allá vamos todos a retacar un salón. Y sí, se llena, y luce muy bien para fotos corporativas. El ponente expone, y todos hacemos como si escucháramos, o por lo menos en la mitad más cercana al estrado. Se oye un rumor, una cacofonía que cubre todo el lugar, hasta la salida del digno expositor. Al final van las preguntas, sólo que los aplausos llegan antes. El aplauso aquí es una forma de decir: “Ya queremos salir de aquí. ¿Nos permite?”. Es lo más que puede esperar de un público coaccionado – acarreado – sonámbulo. Creo que no hay más usos, así que este es el fin por el día de hoy. Este es el momento de aplaudir.
PONER LAS COSAS EN PERSPECTIVA: ESO NO ME VA A PASAR
Gracias, Edward Teller, de verdad hiciste del mundo un lugar mejor
Últimamente he estado muy moral, pensativo, meditabundo y reflexivo. No puedo evitarlo cuando no se tiene nada más que hacer en las tardes que esperar a que se descarguen archivos y leer de videojuegos hasta el punto de lo abominable. Sin embargo, a veces me doy el tiempo de leer algo interesante. Entre mis decenas de ebooks, escogí uno por casualidad, un libro de cuentos de ciencia ficción llamado “Blue Champagne”. Hubo un nombre que me capturó: Era “La guía telefónica de Manhattan (Abreviada)”, en la que se describe la verdadera historia de la bomba. Vidas sencillas, cientos de miles, arrancadas de tajo de una forma espantosa, que revuelve las entrañas, por un bombardeo nuclear. Y tiene unas frases espeluznantes:
“En secreto, sabemos que nosotros sobreviviremos. Todas esas otras personas morirán. De eso hablan las historias de después de la bomba.”
“Todas esas historias de después de la bomba son mentiras. Mentiras, mentiras, mentiras.”
Sí, la esperanza es lo último que muere, y nadie quiere morir, pero así será. No importa que se trate de la bomba nuclear o de un fin más prosaico, aunque creamos que no nos pasará, así será. La ley de Murphy dice: “Si algo puede salir mal, pasará”, así que no hay que confiarse. Mientras tanto, sonríe, sonríe mientras puedas, hermano en la bomba.
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