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martes, 23 de marzo de 2010

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero


Cuando supe que Oliver Sacks aparte de haber escrito este libro era el doctor que había tratado a los enfermos de encefalitis letárgica de Despertares sentí escalofríos. Como ya he dicho antes, esa es la película que me da mas miedo; de hecho creo que es la única que me ha hecho sentir verdadero terror. Es lo que tiene presentarle un caso tan devastador a un hipocondriaco. Y este libro no empezó diferente: es un conjunto de casos de enfermedades neurológicas inusuales, y el que abre el libro y le da nombre es el de un hombre que ha perdido la capacidad de reconocer rostros y formas: puede reconocer detalles, pero no puede asociarlos omo parte de un todo. Luego te encuentras con dos casos de perdida de memoria de corto plazo, dejando a los aquejados en un perpetuo presente. O la mujer que ha perdido la capacidad de sentir su cuerpo y moverlo de forma inconsciente. Para alguien como yo, la lectura de anécdotas así provocan terror puro y duro. Stephen King, H. P. Lovecraft, Poe... todos tienen mucha imaginación, pero sus fabulaciones no son rival para la realidad, para el verdadero horror, el horror que uno puede encontrar en libros de la Segunda Guerra Mundial, o sobre la Inquisición, o como en este caso, en memorias médicas. Pero Sacks (Oh, dije el nombre del autor, debo ser un conocedor) no escribió sobre sus experiencias buscando el efecto de una de esas crónicas de exploradores hechas sólo para asombrar y hacer sentir superiores a los lectores, sino como un ejercicio para transmitir una nueva forma de ver a los pacientes, una mas "humana". Lo mas interesante es cómo en cada caso se apela al espíritu, a lo que se esconde en lo mas profundo de la mente, aquello que se encuentra más allá del raciocinio, por lo que al final la lectura es bastante esperanzadora. Aunque con "espíritu" se refiere a la capacidad del cerebro de conservar la parte creativa, los sentimientos, la experiencia no analítica, no tanto a la existencia de un plano metafísico, y como parte integral del cerebro, es suceptible de perderse... y potenciarse: muchos casos se refieren a personas que por una enfermedad recuerdan experiencias felices, son creativos o incluso son venerados como Hildegarda de Bingen, quien tenìa visiones celestiales producto de algo tan mundano como la migraña. Este es un libro sobre la mente, pero también sobre la vida interior.

viernes, 8 de enero de 2010

Quotehaus (III)

 

 
"Ahora que lo dices... Veamos, Mateo, Lucas, Marcos y Juan son una banda de juerguistas que se reúnen en alguna parte y deciden hacer una apuesta, se inventan un personaje, se ponen de acuerdo acerca de unos pocos hechos esenciales y el resto que se lo monte cada uno, después se verá quién lo ha hecho mejor, más tarde los cuatro relatos caen en manos de los amigos, que comienzan a pontificar, Mateo es bastante realista, pero insiste demasiado en esa historia del Mesías, Marcos no está mal, pero es un poco caótico, Lucas es elegante, eso no puede negarse, Juan se pasa con la filosofía... pero, bueno, los libros gustan, pasan de mano en mano, y cuando los cuatro se dan cuenta de lo que está sucediendo, ya es demasiado tarde, Pablo ya ha encontrado a Jesús en el camino de Damasco, Plinio inicia su investigación por orden del preocupado emperador, una legión de apócrifos fingen que también ellos están en el ajo... toi, apocryphe lecteur, mon semblable, mon frere... A Pedro se le sube el triunfo a la cabeza, se toma en serio, Juan amenaza con decir la verdad, Pedro y Pablo le hacen apresar, le encadenan en la isla de Patmos, y el pobrecillo empieza a desbarrar, ve a las langostas en la cabecera de la cama, que se callen esas trompetas, de dónde sale toda esta sangre... Y los otros van diciendo que bebe, la arterioesclerosis ya sabe... ¿Y si realmente hubiera sido así?"

Umberto Eco - El péndulo de Foucault



Tenía en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en el viento cálido. A la tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y tibio, y las viñas se erguían tiesamente en los patios, y en el distante y recogido pueblito marciano nadie salía a la calle, se podía ver al señor K en su cuarto, que leía un libro de metal con jeroglíficos en relieve, sobre los que pasaba suavemente la mano como quien toca el arpa. Y del libro, al contacto de los dedos, surgía un canto, una voz antigua y suave que hablaba del tiempo en que el mar bañaba las costas con vapores rojos y los hombres lanzaban al combate nubes de insectos metálicos y arañas eléctricas.

Ray Bradbury - Crónicas Marcianas



...Retiró lentamente la mano y vio que era una Coca-Cola.
¿Qué es, papá?
Una chuchería. Para ti.
¿Qué es?
Ven. Siéntate.
Aflojó las correas de la mochila del chico y dejó la mochila en el suelo detrás de él y metió la uña del pulgar bajo el gancho de aluminio en la parte superior de la lata y la abrió. Acercó la nariz al discreto burbujeo que salía de la lata y luego se la pasó al chico. Toma, dijo.
El chico cogió la lata. Tiene burbujas, dijo.
Bebe.
El chico miró a su padre y luego inclinó la lata para beber. Se quedó allí sentado pensando en ello. Está muy rico, dijo.
Así es.
Toma un poco, papá.
Quiero que te la bebas tú.
Solo un poco.
Cogió la lata y dio un sorbo y se la devolvió. Bebe tú, dijo.
Quedémonos aquí sentados un rato.
Es porque nunca más volveré a beber otra, ¿verdad?
Nunca más es mucho tiempo.
Vale, dijo el chico.

Cormac McCarthy - La Carretera

martes, 9 de junio de 2009

Doubleplusgoodie!


Señores, saquen la ginebra: hoy es el cumpleaños 60 de 1984, una de las partes fundamentales de la biblioteca del filósofo preparatoriano, junto con los tomos de Nietzsche y los cuentos de Poe. Pero mientras los cuentos de Poe pueden parecer fantasías destinadas a emos con aires de grandeza y las obras de Nietzsche un montón de aforismos destinados a los pesimistas militantes, 1984 se siente algo más vivo, tal vez porque es más nuevo, tal vez porque el miedo al gobierno sea algo más cercano que los amores de ultratumba y el superhombre, tal vez por la opresión que se siente en cada página, o por las inevitables comparaciones que se pueden hacer con el mundo real: que si nos espían los emails, nos registran los celulares, nos checan los mp3's, nos inundan de cámaras, nos llevan a temerle al vecino o al peatón... quien sabe. Dicen que lo más importante de un libro es lo que te puede enseñar. A mí, entre muchas cosas, me enseñó el divertido juego del doblepensar, verdadero arte que me empeño a practicar todos los días, y hasta la inspiración para algunas ideas de este blog, cosas por las que le estoy agradecido. Si no lo han leído, háganlo ahora.

martes, 5 de agosto de 2008

Marienbad My Love

Tenía que hacer el trabajo más importante de fin de cursos (el más importante porque era el último) y en lugar de entregarme a un frenesí de teclazos y dejar que la inspiración fluyera por mi sistema, me dediqué por horas a vagar por Internet. Y llegué a "Marienbad My Love", o la novela más larga que se haya escrito. No la busquen en su librería de confianza, que no la encontrarán. Por el bien de nuestro frágil planeta, no se encuentra en forma impresa; sin embargo, pueden descargar el escrito completo de la página oficial, todas sus más de tres mil páginas (de Word) y doce millones de palabras en perfecto inglés. Otros récords: la palabra más larga, de más de cuatro millones de letras: el nombre de DIOS. La oración más larga: 3 millones de palabras. ¿Monumento al ocio y la obstinación, o una obra de arte? Yo no pude terminar de leer ni el título, de 61 páginas (eso sí, en Times New Roman 16), pero lo intentaré de nuevo, aunque el mismo autor nos advierte: no quiere escribir la mejor novela, sólo la más larga, y parece que lo logró; con un poco de trampa, pero lo logró. Y si tomamos en cuenta el teorema de los infinitos monos o la Biblioteca de Babel, en tal volumen de texto debe haber por lo menos algunos fragmentos realmente luminosos, perlas escondidas a nuestros ojos habituados a la narrativa convencional, teniendo más a su favor el hecho de ser un texto coherente y no lineas de letras aleatoriamente escritas.

A lo que voy es que lejos de admirar su obra, respeto a este outsider de Texas porque a lo largo de veinte años tejió este libro-monstruo repleto de referencias al cine y a la ciencia ficción, a la historia y a la religión, al diccionario y a la artritis. Para los que no nos atrevemos a poner nuestras ficciones por escrito por miedo a parecer ridículos o sin talento, este tipo nos demuestra que esas consideraciones son tonterías. Sólo hacen falta cojones y muchas horas-nalga. Muchas. Por lo que si él pudo hacer su sueño realidad (y ser leído, hasta ser tomado en cuenta en Wikipedia, aunque todavía no tiene su artículo), ¿qué importa lo que te diga la gente y lo que te tardes en lograrlo? Don Mark Leach, ya puede ir vendiendo su historia de superación personal, o esperar sentado a que Robin Williams recreé su historia, o ya tan siquiera un grupo de documentalistas, de esos que concursan en Sundance vayan a entrevistarlo. Todos nosotros, mientras tanto, podemos ayudar a hacer a el maestro Leach el nuevo héroe de Internet, o ya tan siquiera decir cuando salga la película: "yo ya me la sabía".

domingo, 20 de abril de 2008

Top 5 a las 5 – Libros inacabados

¿Quién no ha dejado un libro a medias ya sea por verse abrumado por las notas al pie, el estilo, la historia que no hace sentido o simplemente no le gustó? Es una pena cuando algo así pasa. De esto se trata el top de hoy. Dicen que el valor de una biblioteca no se mide por los libros que has leído, sino por los que te faltan de leer. Este, entonces, será un recuento de cosas valiosas.

No. 5.- Dios Emperador de Dune



Cuando salí del super (en serio, lo compré en un supermercado) con Dune bajo el brazo, sabía que me convertiría en una mejor persona. Y lo hizo: me disuadió de leer a Harry Potter. Tenía aquí una saga más increíble. Después de que lo terminé, seguí con el Mesías de Dune, y todo fue felicidad. Luego tendría que seguir Hijos de Dune, pero los hijos del averno del super no lo tenían. Es más, no lo encontré hasta hace unos dos años. Así que en ese momento tuve que hacer una decisión, y me seguí de largo con el cuarto volumen, pasándome el tercero. Al principio estaba muy entusiasmado: había algunos personajes a los que reconocía, y hasta en la introducción venía un resumen del volumen faltante. Todo apuntaba a que sería más felicidad la que me aguardaba, y que en unas semanas más iría al super por los dos que me faltaban. Pero algo pasó. Leto Atreides no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Dijo algunas cosas memorables, pero a la mitad me medio aburrí y lo puse a descansar un poco. Ese descanso ha durado cinco años. Ahora los libros de Dune, que esa temporada invadieron toda la ciudad (me imagino que asaltaron un trailer), no los encuentro por ningún lado. Demonios.

No. 4.- Los Miserables


Los Miserables es un libro muy ameno, muy fácil de leer (a mi gusto) y muy lindo en general. Lo que pesa aquí es la extensión. Es frustrante cuando vas a en la página 487 y todavía te falta la mitad. Dos veces he tratado de pasar de la mitad, y las dos veces he fallado. Mi error está en que la historia es muy sencilla (los personajes principales los cuentas con los dedos de las manos y la historia está pensada para que se quede grabada en la cabeza), lo que me permite empezar desde donde me quedé cuando quiera, pero mi orgullo me dice “no, empieza por la página 1”, y me canso por allí de la 500. De otra forma, ya hubiera sabido qué le pasó a Cossete y a Jean Valjean. Por lo menos, siempre me queda el ánime.

No. 3.- Adiós y Gracias por el pescado



No creo que en todo el mundo haya algo más chistoso que la Guía del viajero intergaláctico. El problema con que me encontré con sus secuelas es que todos los hechos, todos los nombres y todas las cosas parecen salidas de la nada. Sé que a muchos les gusta eso, no poder predecir lo que viene a continuación, y a mí me gusta también, pero aquí me parece que está usado en exceso. Demasiado. Es casi como si Douglas Adams hubiera tenido un montón de ideas, las hubiera escrito, y luego las hubiera revuelto en cualquier orden. Eso me hace pensar que la cosa no camina para ningún lado, y frustra a mi cerebro rígido y más clásico en lo que se respecta a las lecturas. Por eso no sé lo que pasa con Arthur Dent más allá de este libro, y creo que voy a seguir así un largo tiempo. Ya veo venir las cartas de odio.

No. 2.- Así Hablaba Zarathustra


Una de las reglas de oro del “manual del adolescente intelectualoide” dice:

XVI – Nietzsche es cool.

Deberé profundizar en ello en otra ocasión, pero el caso es que es así. A lo mejor es por la idea del superhombre, a lo mejor por la rebelión en forma de libro delirante, por la crítica al cristianismo (que siempre da un aire de superioridad al que la hace sin pensar) o porque son de dominio público y cuestan 30 pesos (unos 2.5 euros, para nuestros amigos europeos), el caso es que a los jóvenes que quieren pasar por pensadores les da por leer las obras de Nietzsche. El libro que escogí en mi racha de poser intelectual fue éste, tal vez porque no me atrevía a llegar con “El Anticristo” a mi casa, o porque había visto 2001: Odisea del espacio. El caso es que lo abrí, leí tres páginas y lo puse en la repisa, donde todavía esta. Y es que este libro es como una Biblia pero pagana o algo así. Ahora que lo pienso: si este libro habla del superhombre, entonces puede pasar como de superación personal. Con razón es tan popular

No. 1.- Ulises


Ulises es como el Necronomicón: todo mundo cree que es un mito, y el que lo lee se vuelve loco y miembro de una oscura secta de adoradores de un dios extraterrestre. Por mi propia salud mental (y porque resultaba bastante complicado), lo dejé en el capítulo 3. Es el único libro que necesita ser leído en trance místico aparte de la Biblia, ya que al estar escrito de forma que entras y sales de la mente de los personajes, luce más o menos así:


Diálogo entre Buck Mulligan y Stephen Dedalus



Una vista de Dublín al mediodía


Si por algún motivo cometes la estupidez de meterte con él, ten en cuenta algunas recomendaciones:

1.- Tener un amplio conocimiento de Dublín en 1902. Si es posible, pídele un DeLorean prestado a un vecino, y pasa allá una larga temporada.
2.- Es útil hacer contacto espiritual con James Joyce para aclarar los puntos oscuros. Procúrate una ouija o un médium.
3.- Indispensable tener a la mano un programa como Microsoft Visio o algún otro para hacer diagramas de flujo y mapas conceptuales. Esto impide que te pierdas en el maremoto de datos.
4.- Acondiciona tu área de lectura. Debe ser un lugar de preferencia cerrado, aislado de toda perturbación externa.
5.- La mejor técnica de lectura es pasar con el libro en la mente la mayor parte del tiempo, si no es que todo. Los pensamientos del lector de Ulises deben estar enfocados sólo en el libro. La vista también debe estar enfocada en él todo el tiempo: no se permite ni pestañear.

Ulises permanecerá en mi repisa como el bulto menos legible de mi colección, tal vez por décadas. Por ello, y por lo que dije al principio, es mi libro más valioso.

Hasta aquí por hoy. Pásense por los blogs de Albertini, Intramuros, Kalimero y Zark. Somos poquitos, así que sí les da tiempo. Y el tema del próximo domingo es Chucherías. (Sí, golosinas).

miércoles, 22 de agosto de 2007

Perlas Sci-Fi

Este será un post demasiado intelectualoide. Quedan advertidos.

Para los robots que buscan frenéticamente en el Internet violaciones del copyright: soy dueño de copias físicas de todos estos libros, y estas copias físicas fueron adquiridas legalmente en locales establecidos. Menos mal que a los que postean pedacitos de libros no los tratan como a los que postean música.



“Ser un verdadero poeta es convertirse en Dios”
El maestro Martin Silenus, Hyperion, de Dan Simmons




“La violencia es el último recurso del incompetente”
“Procura ser claro, especialmente si tienes fama de ser sutil”
“Nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien”
Epigramas de Salvor Hardin, Fundación, de Isaac Asimov




“La casa del Venerable e Inescrutable Coronel era como le llamaban cuando hablaban chino. Venerable a propósito de la perilla, blanca como la flor del cornejo, una marca de credibilidad sin tacha a ojos confucianos. Inescrutable porque se había ido a la tumba sin divulgar el Secreto de las Once Hierbas y Especias”
Descripción retórica del Kentucky Fried Chicken, La Era del Diamante, de Neal Stephenson (Es el libro de agosto, por cierto)




“- Hace unos años […] fuiste víctima de una alucinación luego de ver cierta fotografía llegando a creer que había estado en tus manos. Era una foto como ésta. […]
- ¡Existe!
- No – dijo O’ Brien y luego atravesó con largos pasos la habitación hasta alcanzar la pared de enfrente donde había un agujero de la memoria y levantar la rejilla. El trozo de papel quedó atrapado en el torbellino de aire caliente y desapareció presa de una fugaz llama. O’Brien volvió hacia Winston.
- Cenizas – dijo – Ni aún eso. Sólo polvo. Nunca existió.
- ¡Pero sí que existió! ¡Y existe en la memoria! Lo recuerdo. Y tu también.
- Yo no recuerdo nada.”

Winston siendo “curado”, 1984, de George Orwell




“Los radicales siempre ven las cosas en términos excesivamente simplistas: blanco y negro, bien y mal, ellos y nosotros. Al tratar los asuntos complejos de ese modo, destrozan toda posible aproximación abriendo paso al caos. El arte del buen gobierno, como tú le llamas, es el dominio del caos.
– Nadie puede hacer frente a todas las sorpresas.
– ¿Sorpresas? ¿Quién habla de sorpresas? El caos no es ninguna sorpresa. Posee unas características perfectamente predecibles. En primer lugar, destruye el orden robusteciendo las fuerzas de los extremos.
– ¿No es eso acaso lo que los radicales pretenden? ¿Acaso no intentan trastocar el sistema para hacerse con el poder?
– Eso es lo que ellos creen que están haciendo. En realidad, lo que hacen es crear nuevos extremistas, nuevos radicales, continuando así el viejo proceso.
– ¿Y qué me decís de un radical capaz de comprender una situación compleja, que se presenta haciendo gala de esta actividad?
– Ese no es un radical. Es un rival para el poder.
– ¿Pero qué hay que hacer con él?
– O ganas su colaboración o le matas. Así se origina la lucha por el poder, ya a nivel de manada.
– Si, pero, ¿y los Mesías?
– ¿Los Mesías como mi padre?
Al Duncan le desagrada esta pregunta. Sabe que de un modo muy especial yo soy mi padre. Sabe que puedo hablar con la voz y la personalidad de mi padre, que los recuerdos son precisos, inéditos e ineludibles.
De mala gana, replica:
– Bien... si así lo queréis.
– Duncan, yo soy todos ellos y lo sé. No ha existido jamás un rebelde verdaderamente desinteresado. Todos son unos hipócritas, conscientes de ello o inconscientes, qué más da.”

Diálogo entre el enésimo Duncan Idaho y Leto II, Dios Emperador de Dune, de Frank Herbert. Dejo el diálogo tal como está porque es demasiado bueno para perder algo. Aunque no sé mucho de lo que sigue porque no terminé el libro. Y la imagen, bueno, fue el primer rebelde que se me ocurrió (además de que el Ché está muy quemado).

jueves, 24 de mayo de 2007

Propósito de año nuevo

Al momento de empezar esto (22 de Mayo de 2007), faltan siete días para que concluya el mes, y voy muy atrasado con el propósito de Año Nuevo, gracias en parte al sopor general de los primeros días de clases (más todavía en este mes de puentes), y en parte porque vuelvo a tener computadora y el Internet hace estragos conmigo.

No voy a dejar de fumar (no fumo), ni de tomar (no bebo), ni de comer (ídem), ni me metí al gym (aunque debería). No me preocupo mucho por mi persona. En lugar de eso, me hice el propósito de leer un libro por mes, doce en el año. Más o menos eso era lo que leía cuando era más joven. Me di cuenta de que eso era uncool y lo dejé. Luego me enteré de que los videojuegos eran cool y lo sustituí por eso, y luego por el Internet (obviamente, no sé diferenciar los consejos buenos de los malos). Leer doce libros en un año no es nada complicado. Solamente es cuestión de saberlos escoger. Estos son los que he escogido. No les voy a contar nada de la historia de ninguno para que vayan y los busquen.

Enero: Hyperion

Entre mis manías más absurdas está el hacerle caso a las listas de lo que sea. No dejo de ser un nerd. Entre mis defectos más notorios está el ser indeciso, y consumir mi dinero en un abrir y cerrar de ojos. Los tres juntos crean a un ser que caza ofertas de cosas sobresalientes, un buscador de clásicos, un devorador de talentos. Hace tres años tenía una disyuntiva: comprar El juego de Ender o Hyperion. Los dos son libros de ciencia ficción sobresalientes. Decidí según la posición en una lista que vi hace mucho. Me equivoqué. En enero compré Hyperion, y me pregunté cómo había caído en esa trampa. Es un libro muy entretenido, pero está a la mitad.

Febrero: La caída de Hyperion

Como Hyperion estaba partido por la mitad, la elección lógica era conseguir la otra mitad. Creo que era el único ejemplar que quedaba en toda la ciudad, y estaba sepultado en una mesa de una tienda de autoservicio. Como el otro, fue muy entretenido.

Opinión: Con estos dos libros me doy cuenta de que los otakus son nerds con la mente muy débil. La ciencia ficción buena, la que viene en estos libros extraños y únicos, es para los nerds de caché, de los que quiero formar parte. Si lo tuviera que emparejar con un ánime, es como Evangelion, pero en demente. (*****)

Marzo: Las Uvas de la Ira

Hace muchos años leí un fragmento de este libro en un compendio de historia contemporánea. De alguna manera, el nombre se me quedó grabado en la mente, tal vez porque la página que leí era brutal. En mi viaje a Monterrey encontré tres librerías en dos cuadras, y eso para mí, con dinero y sin supervisión, era muy tentador. Entre las repisas encontré este libro, y junto con el libro de abril, fueron mis mejores souvenirs.

Opinión: Es una historia cruda, contada de forma muy sencilla. Es un buen ejemplo de las lecturas que hacía cuando era niño, o sea sin saber qué iba a empezar a leer. Para los morbosos y para los “rojos”.(***)

Abril: Los Hermanos Karamazov

El otro libro que compré en Monterrey es otra de mis compras compulsivas. Una vez lo quise comprar por Internet, pero nunca llegó el pedido y siempre me lo recuerdan aquí en la casa. Otro ejemplo de mis lecturas pasadas: los grandes maestros del siglo XIX, aunque a mis diez – trece años no entendiera ninguna palabra. Lo leí en vacaciones y no tiene más anécdotas

Opinión: Los libros de Dostoievsky son raros. Te trae de acá para allá, te mete en los pensamientos de los personajes, todo parece una pesadilla, o por lo menos, como si te los contara un ser con telepatía. Por eso son difíciles de seguir, aparte de que le gustaba filosofar. Creo que en algún momento lo voy a tener que volver a leer. (****)

Mayo: Ana Karenina

Por alguna razón los kópeks me atraen. Éste lo tenía arrumbado en el ropero porque pensaba que se trataba de un resumen y no del libro real (junto con la mala impresión y traducción, uno de los peligros de cazar ofertas). No quería tener basura en mi ropero, así que lo confronté con una edición a todas luces confiable. Pasó la prueba y empecé a leer.

Opinión: No he terminado, y por eso no puedo dar una opinión sin contar la historia, cosa que no voy a hacer. Lo único que puedo decir es que es más fácil que Dostoievsky, y que la trama está muy bien hecha, pero eso es obvio, estos tipos tienen monumentos en su honor y los que saben les dedican escritos sobre la forma en que acomodan las palabras.

Junio: ¿?

Faltan siete días para fin de mes y no tengo dinero para el libro de junio, así que voy a tener que agarrar uno de los que no acabé de leer, que no son pocos. ¿Crimen y Castigo? ¿Adiós a las Armas? ¿Ulises (noooooo!)? Quién sabe. Por lo pronto, debo de ir juntando para el de julio, y pedir/comprar algo realmente especial en agosto (mi cumpleaños es el 11). Luego pongo los libros que más me han gustado, idea cortesía de T3mo.