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domingo, 20 de septiembre de 2009
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lunes, 11 de febrero de 2008
THE GOOVERNMENT (En el 2062 parte 4)
La moda de hoy es tener un perfil personal en Internet. Uno tiene una cuenta en MySpace o Facebook, si quiere tener amigos, o un blog si desea relacionarse de una forma más “intelectual”. Para el caso de
Hubo un tiempo en el que el gobierno trataba afanosamente de recolectar información de los ciudadanos a través de métodos tan absurdos como la burocracia o tan terrorífico como el espionaje, a veces dentro de la misma familia. Hoy en día se siguen grabando conversaciones telefónicas de forma automática si se dice una palabra “prohibida” como terrorista, Osama Bin Laden, cosas así, y muy de vez en cuando (sí, como no) un caso de tortura sale a la luz. El problema con la seguridad es que los gobiernos siguen pensando como en los 70’s, pero estamos en la era de Internet. La gente ya no oculta sus secretos, ni tiene miedo del gobierno, que se ha vuelto un fósil inservible o una criatura risible en el mejor de los casos. Ya no hay tantas preocupaciones. A lo mejor en la parte del planeta que no es del Primer Mundo todavía se pueden seguir los métodos tradicionales, pero en la parte que pertenece a esa categoría (y que desea serlo), en estos momentos todos tienen algo que decir, y lo comparten a través de la red gustosa. Qué han hecho en el día (Twitter), qué les pasa por la cabeza (blogs), quienes son sus amistades (MySpace, Facebook, hasta el Messenger). Las agencias de seguridad y las estructuras de poder no deberían conformarse con los teléfonos o las desapariciones forzadas, siendo que toda la información está allí, lista para ser tomada. El mundo podría ser como en “1984”, pero en lugar de que todas las ciudades se vieran miserables, serían como Nueva York. O se verán igual pero más cool. Lo único que se necesita es hambre por poder, como en “1984”. Si los usuarios mismos ya nos canibalizamos todo lo que podemos (robando fotos, copipasteando, firmando en blogs desconocidos…) ¿qué detendría a los de arriba poner una “Ley Patriota” sobre todo lo que se registre en un servidor público?
En el futuro, el mundo seguiría posteando y flogeando como de costumbre, llenando servidores con información personal. Con ésta se podrían crear perfiles psicológicos útiles en la detección de tendencias de opinión, por ejemplo. Cualquier persona podría tener acceso a Internet en cualquier sitio, previo registro. El registro sería automático y gratuito, un servicio más del “estado de bienestar”. ¿Quién no aceptaría Internet gratis, y una clave única, sin tener que cambiar de perfil al mudarte de compañía? El centro del asunto aquí es lo de “perfil único”. Todos los datos, no importa en qué plantilla se generen, al final están relacionados al mismo usuario. Podrían crearse incluso controles artificiales: una sola identificación que sirve de pasaporte, carnet del seguro social, boleta escolar, tarjeta de biblioteca, hasta pase de autobús (un boleto recargable para el camión, ¿apoco no sería útil?). La vida unificada en una base de datos, lista para registrar cada movimiento, y sin necesidad de ninguna cámara. Sólo se necesita mejor organización. Debería englobar todo en un mecanismo perfecto, y me imagino que por eso no se ha implementado todavía. Hasta podría dar pie al Goovernment. En broma así le llamamos a cómo se va a llamar el mundo (y la página) cuando Google conquiste el mundo. En este derroche de paranoia, así podría llamarse al gobierno de la información: el poder lo tendrá quien concentre la mayor cantidad de información posible. Ya se venden los bancos de datos. Si metes algo a Facebook es propiedad de ellos (dicen). Aunque ahora parezcan en su mayoría cosas sin importancia, no sabemos de qué manera puedan aprovecharse en un futuro, ni qué servicios puedan aparecer. Internet es un servicio muy útil, pero apretando unas tuercas aquí y poniendo unas ligas acá puede transformarse en una jaula de oro. O esto de andar poniendo datos personales a la vista de todos desaparezca como el Game Boy o Parchís. (Por cierto, para los que nos visitan de España, se reunieron el otro domingo en un programa aquí en México ¿otra señal del Apocalipsis?) Ya veremos lo que pasa. De todas maneras, creo que fui muy vago con todas estas aseveraciones sin sentido. No me hagan caso, no estoy lo suficientemente concentrado. Tengo que dedicarle más a este tema en el futuro. Y si esto sólo sirve para que no pongas esa foto tan comprometedora o ridícula en tu Fotolog, me doy por bien servido.
OMG! - ¡Esta es la entrada 100! Lástima que fueron estos balbuceos sin chiste lo que dio vuelta el marcador. ¡Pero al demonio! ¡Hay que celebrar!
LCD Soundsystem - "Get Innocuous"
lunes, 15 de octubre de 2007
Blog Action Day


lunes, 8 de octubre de 2007
Reportándome + En el 2062 Pt. 4 = indeterminado
***
Pero estas son cosas aburridas. Ahora lo que verdaderamente importa: el futuro. La única “sección” de la que puede presumir este blog es la de las predicciones al 2062, y hace mucho que no se veían. Hasta hoy. Démosle un aplauso a Criswell y a su buen tino.
“Saludos, amigo. Todos estamos interesados en el futuro, porque es allí donde usted y yo vamos a pasar el resto de nuestras vidas.”
Cierto, Criswell. El futuro, ah, si pudiéramos verlo. Pero que digo, si PODEMOS VERLO. No por nada tomé su curso, oh, maestro de lo desconocido e inexplicable. Es un honor tenerlo aquí. ¿Alguna cosa antes de empezar? Recuerde que el tiempo – médium es muy caro, y la llamada sale como si fuera a una estación a la Antártida.
“Y recuerde, que sucesos futuros como estos pueden afectarlo en el futuro”.
Em… bueno, comenzemos.
El derroche de recursos naturales durante el siglo XX y lo que va del XXI es lo que en última instancia convertirá este mundo en una sopa de anhídrido carbónico y plástico achicharrado. ¿Sabías que se usan 356 árboles para producir un cuaderno de cien hojas? ¿Y 567 para una caja de lápices? Ni hablemos del triste caso del tiburón, que sólo se captura por las aletas, tirándose al mar doscientos kilos de carne, suficientes para alimentar a toda la población de Somalia por dos segundos (porque a pesar de todo existen casi dieciocho millones de somalíes, y no creo que 0.01 gramos les alcancen para mucho). Simplemente, no hay mucho mercado para la carne de tiburón ni los árboles, y por eso se rematan.
Ahora está de moda el fin del petróleo. Como sabrán, el petróleo se va a terminar más temprano que tarde. ¿Qué va a pasar entonces, si la gasolina que respiramos y el plástico que consumimos día a día provienen de él? No todo está perdido, consumidor, algunos audaces y visionarios dentro y fuera de las empresas trabajan en soluciones eficientes y seguras para el ambiente:
En el 2062, los niños de países pobres serán mucho más baratos que el poco plástico fósil e incluso que la cerámica que ellos producen. De hecho, el hueso de un niño es altamente dúctil y resistente, además de ligero. Su composición orgánica proporciona un ambiente fresco para el equipo electrónico, tan indispensable en los días post-calentamiento global. Elegantes aparatos y muebles en “protomarfil” serán lo más chic, además de altamente redituables para la industria que los producirán. Partidarios de los derechos humanos, no se preocupen: las técnicas de clonación serán tan avanzadas que será innecesario cometer los horribles genocidios que seguramente ya habrán imaginado. Los clones vivirán en semicautividad, sin caer en la estúpida idea de darles cultura y lenguaje únicamente para hacerlos conscientes de su inevitable final, como en La Isla. En lugar de ello, tendrán una vida donde podrán dar rienda suelta a sus instintos y bestialidad, dando lugar a una existencia que muchos hippies envidiarían. ¿Y las computadoras? Los chips son de silicio, que está prácticamente en todas partes, así que estamos a salvo.

Con la mayoría de las fuentes de alimento ancestrales desaparecidas o incultivables, se pondrán de moda los alimentos sintéticos, reciclados, diseñados y/o submarinos. Los alimentos sintéticos son por lo general pastas y caldos nutritivos creados en grandes masa para la gente demasiado pobre para comprar reciclados, y demasiado humana para las granjas de protomarfil. Su consistencia pastosa y sabor dulzón los convierte en papilla para adultos, en su mayor parte compuesta por azúcares y almidones bacterianos de fácil absorción. Claro que para los que les suene insultante, pueden comer alimentos reciclados, siendo básicamente basura orgánica de procesos industriales o fluidos corporales depurados. Las empresas ya nos están entrenando: la mayoría de los productos con fibra parecen ser aserrín prensado con sabor avena.

Los alimentos diseñados son más difíciles de conseguir. Se cultivan en invernaderos en la superficie terrestre, siendo en su mayoría legumbres pequeñas, frutas y mamíferos pequeños. Su target mercadológico son las personas que viven en los pisos altos de los edificios, lo suficiente para poder ver la luz del sol sobre las nubes de hidrógeno y presumir de ello, y de que comen cosas que estuvieron vivas alguna vez. Los alimentos submarinos son lo más exclusivo. Después de casi cien años de propuestas archivadas por los grandes empresarios terrestres, colonias submarinas comienzan a poblar los mares y fosas abisales, convirtiendo en la explotación de algas marinas, moluscos y peces en el negocio de alimentos más redituable que existe. Una hamburguesa de carne de kelp es cotizada en la superficie en veinte dólares, y los moluscos son tan apreciados en Japón que el gobierno de dicho país defiende con su ejército las estaciones marinas.

El mundo del futuro está lleno de máquinas que son activadas mediante formas de energía de lo más diverso: Los autos se mueven con hidrógeno sucio y biodiesel. Las casas se calientan con electricidad proveniente del único lugar que recibe energía solar todo el año: la megacelda fotovoltaica del Sahara (Dicho sea de paso: hecha de silicio, hecha de arena), una estructura creada en el único periodo de paz que hubo inmediatamente de las guerras del óleo. Las estaciones submarinas funcionan con energía geotérmica y química. Pero hay cosas que no cambian. Cada seis meses, los sibaritas hedonistas de Occidente mandan hacer veinte millones de tarjetas de crédito, solamente para distinguirse de las personas que tienen que usar un omnichip para todas sus operaciones. Pues bien, ya que China se volvió una superpotencia y utiliza todos sus obreros para satisfacer a sus propios sibaritas hedonistas, y que en ciertos países la energía humana es más barata que la eléctrica, las tarjetas son esculpidas a mano. Sí, a mano. Fuera de los países ricos, toda la tecnología volvió a ser manual, únicamente usándose la electricidad para cosas muy prioritarias, como mantenimiento de hospitales o alumbrado navideño. Impresoras de espectaculares con cadenas tiradas por burros, drives de tarjetas perforadas y reglas de cálculo son la onda. Lo bueno es que ellos disfrutan algo que los capitalistas no pueden en sus contaminados entornos: La luz del sol.

FIN
Ahora, algo de música del futuro, para animar a los colonos submarinos: “Pyramid Song”, de Radiohead, aunque no creo que esta marcha fúnebre sea muy adecuada para ambientar a los aventureros que se van a sumergir mil o más metros para cosechar las algas de las élites, pero ayer estaba pensando que le va muy bien a BioShock, así que pónganle play y duerman. Criswell los guarde.
martes, 31 de octubre de 2006
Música del futuro, y no es Kraftwerk (En el 2062, Pt. 3)

Se dice que los discos de acetato, por ser una reproducción más directa del sonodo, son mucho mejores que los CD's. Entonces ¿se habrá perdido algo del feeling musical?
Con el advenimiento de los reproductores MP3 de 80 GB, me pregunto ¿de qué se llenarán en el futuro? Posiblemente, se podrá conseguir un hipercubo infinitamente pequeño, que pueda almacenar terabytes de información. Entonces la compresión será una trivialidad, con espacio virtual para dar y repartir; una compensación etérea por los apretujados espacios de las megaciudades del futuro. El ruido de la calle será un recuerdo, puesto que todo mundo podrá andar por allí con su propio soundtrack. Tal vez la música deje de ser algo de sonidos y letras, para convertirse en un componente simbiótico de la vida cotidiana. Incluso, con un pequeño chip en el cerebro, podríamos hacer esa idea posible. Imagina llegar a Las Vegas y que en un servidor escondido en alguna parte de The Strip, se acceda a la memoria del visitante para poder conocer su gusto musical, y así, poder hacer que tenga una agradable experiencia, por ejemplo, yendo en un autobús de turistas por la noche de neón, y éste vaya escuchando, por ejemplo, “Speed Of Life” de David Bowie. Como cada persona escucharía algo diferente, visitar la ciudad del pecado sería una verdadera experiencia única para cada persona.
También me pregunto cómo será la música. A mí me encanta escuchar buena música, pero parece que ésta se encuentra encapsulada en los cada vez más inútiles CD’s. En la radio, o en los reproductores, lo que suena es el plástico. Aunque no todo es basura. Alguna de esa música es hip-hop, pero eso se cocina aparte. Personalmente no me gustan los ritmos ni las letras que le ponen a ese engendro denominado reggeaton, pero no puedo obligar a la gente a que escuche otra cosa. Aparte de que nadie está leyendo esto, no sería justo.
En fin, como iba diciendo, tal vez el plástico del futuro sea ejecutado, o incluso escrito, por máquinas. Si hacer una canción efectiva es tan fácil, ¿por qué no mejor ponen a un sistema experto para que la componga? El resultado sería perfecto y útil, que es lo que se espera de una computadora. Posiblemente los nuevos ídolos del futuro sean grandes hologramas, como en esa novela de Gibson, “Idoru”. Y quien quisiera ir a cenar con ellos, y luego a… cocinar, podría comprar los archivos de su artista favorito. Si se puede hacer con música, ¿por qué no con hologramas serviciales? Sería muy higiénico.
Pero si, como en la página de The Coming Dark Age, el mundo entrará en decadencia, tal vez la música sea más tribal y directa. Las antiguas obras de los Grandes Maestros, a fuerza de ser copiadas una y otra vez, empezarían a desvanecerse lentamente en el tiempo. Las que sobrevivan, tal vez no sean las mejores, ni las más conocidas. Incluso, ni siquiera podrían ser las mismas: en el devenir de las eras, por ser adaptadas a instrumentos cada vez más extraños que no alcanzamos a distinguir todavía, queden transfiguradas en otra cosa totalmente diferente. La inmortalidad de los fantasmas se habrá perdido, pero quedará la enseñanza, y la nueva vida. Perdonen esta última línea, pero estoy oyendo “Mogwai Fear Satan”, de Mogwai, y es casi hipnótica. Y Speed Of Life también lo es pero está mucho más corta. Consíganse las dos.
lunes, 9 de octubre de 2006
La televisión del futuro (En el 2062 Pt. 2)

Pero, dime, ¿quién te ha hecho esto?
Cuando veo en la televisión un anuncio de desodorante que es mejor que el programa que le sigue (A las pruebas me remito: “La ciudad de los dobles” vs. “La verdad oculta”), sé que algo en este mundo está mal, o por lo menos está cambiando. Creo que las personas están siendo adoctrinadas desde algún castillo en New York, oculto en los túneles del metro o en lo alto de un rascacielos, o si no, desde un bunker secreto en alguna montaña o geo-front, para que las personas entiendan menos de razones y de ideas; ya saben, cosas como “parlamentos”, “líneas”, “opiniones”. Eso para que todo el potencial intelectual que cada persona posee sea nublado por imágenes confusas, borrosas y sin contenido. Así, el poder de la imagen, la sensación y la emoción suplantarán el que durante siglos tuvo la contemplación y la mente. ¿Y qué mejor lugar en estos días masificados y encerrados para empezar que la televisión, que ha demostrado ser eficaz tantas otras veces en la ofi-evangelización y el enmascaramiento?
Ahora bien, pronto veremos que algunos tipos de programación desaparecerán, otros avanzarán, y para llenar los huecos intermedios, se crearán nuevos. Los reallity shows, en su forma “real”, como Bailando Por Un Sueño y Laura en América, así como los programas de chismes, que según mi teoría (que luego presentaré), son sus progenitores directos, seguirán al aire. Para el 2062, sin embargo, serán omnipresentes. El morbo de la realidad siempre vende. Otros tipos, como las telenovelas, necesarias en aquellos tiempos para generar artistas, tendrán que modificarse en alguna de estas variantes:
miércoles, 4 de octubre de 2006
Adios, Samara, Adiós (En el 2062 Pt. 1)

El tiempo no se detiene. Como una fuerte corriente de agua, arrastra todo lo que encuentra, y cambia la faz de la tierra. Así, el mundo de hoy no es como era cuando nacimos, y será mucho más diferente en el futuro.
Igualmente, cosas que hoy tienen sentido, pronto no lo tendrán. Cuando el petróleo se acabe y la gasolina deje de fluir, ¿acaso tener un auto será útil? ¿O qué tal si, en el futuro, se vuelve inmoral tener a un animal en cautiverio, en contra de su voluntad? Tal vez entonces los perros inicien su desdomesticación, y al volver a su estado salvaje, se inicie su exterminio, ¿o acaso no considerarías una amenaza a un monstruoso Doberman y su jauría?
Hoy, tener un disco es algo ambiguo. Es un medio útil para oír música, pero nada supera a un sexy IPod con gazillones de canciones. ¿Entonces tener una tienda de discos será un esfuerzo fútil? Una cosa es segura: la niña del Aro no podrá matarme jamás, puesto que su video maldito se empolvará, estropeará y finalmente, irá a dar a la basura junto con los otros despojos de la guerra de los gadgets: laserdiscs, betas…, mientras el DVD se apila y tiembla mientras sus retoños empiezan a crecer. Y como los aparatos no tienen la fuerza de Cronos, pues solo les quedará echarse sal ellos mismos y esperar a ser comidos.