Hoy iba a pronunciarme sobre los sentimientos encontrados que me dejó Call Of Duty Modern Warfare 2, pero en honor a mi alter ego el Excmo. Don Hipólito Mendía Cuevas, Gran Obispo de la Iglesia Epifánica Reestructurada de Occidente, Santo Varón,Gran Maestre de la Orden de Baltazar, santificaré esta fiesta y la dedicaré al SEÑOR. Y a comer rosca. Lo siento, señor don Kalimero, no encontré la forma de enviarle una hasta España. De regalo para todos ustedes, una pieza clásica de humor fino y mordaz como sólo en México sabemos hacerlo: Sammy y Miguel Luis en "Sección Imposible", haciendo un reportaje sobre esta dichosa celebración.
Que las bendiciones y el amor de Cristo, Melchor, Gaspar y Baltazar los acompañen siempre.
¿La crisis económica lo ha dejado sin empleo? ¿Quiere un Mercedes - Benz y una bailarina de oro puro pero no le alcanza ni para el catálogo? ¿Siempre quiso ser famoso? Por décadas los escritores más famosos han alcanzado el éxito siguiendo una fórmula infalible que ahora ponemos a su disposición. Sólo siga estos sencillos pasos:
1.- Asegúrese que tiene mucho tiempo libre. 2.-Diríjase al generador de novelas de Dan Brown. Le dará un argumento lleno de intriga, misterios y conspiraciones que cambiarán el curso de la historia. 3.- Con el resultado, una jarra de café y un montón de paciencia, empiece a escribir. 4.- ??? 5.- PROFIT! Será el alma de las discusiones y la delicia de los tertulianos de café.
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DIOS, esto de volverse adicto al twitter me ha dejado con la compulsión de actualizar mi estado en cuanto veo un cuadro de texto y un cursor parpadeando. Eso y el miedo de dejar a mi querido Flaigrod en el estante de la ropa sucia otra vez. Y por si se lo estaban preguntando, sí, ya tengo mi propio argumento. "Templos y Ruidos" será el best-seller del próximo verano Y ya me voy porque caigo de sueño.
Ese es el número de actualizaciones sin leer que tengo en el Reader, gracias al aluvión de trabajos que tengo por hacer:
De ellos 698 son de Menéame, que en mi ingenuidad añadí al lector de feeds para no tener que leer todo eso en otra página. Nota mental: no se debe añadir al lector de feeds una página que actualiza cada quince minutos, so pena de perder la razón (o el tiempo).
Actualizado: me deshice de menéame y ya tengo un número más normal: 490. Esos frikis ávidos de noticias me iban a volver loco.
lunes, 13 de octubre de 2008
Esto es una prueba de Google Docs para publicar en Blogger desde aquí. ¿Funcionó?.
Este blog está registrado en Google Analytics. Para los que no sepan qué es, se trata de un servicio que hace estadísticas sobre las visitas a un sitio web en particular. En los tres meses y medio que llevo recopilando información, FlaigrodCity 2.0 ha recibido 1263 visitas. Yo esperaba menos. Lo increíble es que ayer entraron 99, convirtiéndose en el día más ajetreado que esta humilde página haya tenido desde quién sabe cuándo. Ayer, 11 de septiembre, que puse ese cartel tan provocador de "Imagine No Religion". Eso me lleva a pensar que la gente quiere sensacionalismo, o por lo menos, cosas que le interesen, o que vengan al caso. No se preocupen, que por aquí seguiremos con nuestra programación habitual, habitualmente irregular. Sólo comparto el dato porque me pareció curioso. Ya me imagino a los 47 norteamericanos (12 de ellos de Texas), atraídos por la foto y/o la línea "feliz 11 de septiembre", y se encontraron el berrinche incomprensible de un adicto a Internet sin su droga. Pero eso también me da qué pensar. ¿Y si le echo más ganitas al blog? Nah, mejor vayan a ALT1040.
Hace unos nueve años, cuando era un muchachito fácilmente impresionable, agarré en el super una Muy Interesante. En una de sus páginas venía la descripción de un experimento de un acelerador de partículas. Lo interesante no era cómo funcionaba, ni para qué servía (tal vez por eso ignoro esas cuestiones hasta el día de hoy). Lo verdaderamente atrayente era lo que podía pasar mal. Se hablaba de que en un choque entre protones o quarks o lo que sea que pusieran a chocar en el acelerador, se produciría energía, más partículas y posiblemente una bolita amarilla. Esa bolita amarilla era un stranglet, un pedazo de materia extraña que tenía el poder de convertir todo lo que tocara en más stranglets, disolviendo lo que se encontrara en su camino. Así, un buen día cualquiera, durante un experimento cualquiera, el fín del mundo llegaría en forma de una aniquilación escalofriante: todo el planeta reducido a una sopa de materia extraña. Lógicamente, me llené de terror. El acelerador sigue funcionando hasta ahora, y sigo siendo un conjunto de átomos bien cohesionados, así que puedo dormir tranquilo. Aunque a veces me acuerdo de esa revistilla, y me culpo a mi mismo por tener curiosidad por esas cosas. Otro niño, uno normal, habría agarrado un dulce y no tendría que pensar en el fin del mundo. Pero no, tenían que interesarme esas cosas. Ahora sabía eso, y tenía un motivo para preocuparme.
Algunos años atrás había sucedido lo del Shoemaker-Levy 9: un cometa que chocó con Júpiter. Pues bien, yo había visto en la tele a un idiota decir que ese impacto crearía un estallido de radiación que eventualmente afectaría a la Tierra, tal vez de modo muy peligroso. Debe entenderse por muy peligroso el fin de la raza humana. Yo entonces no sabía que a los astrólogos no se les debe creer, más si salen en televisión. Era un niño en el que la autoridad podía implantar lo que quisiera. Obviamente, el día del suceso no podía dormir. Al día siguiente seguía allí, vivo y despierto. Lo del cometa fue bastante mejor que con el stranglet: había una hora y una fecha determinada. Con la otra posibilidad podía estar en la escuela y de repente ver con horror cómo los compañeritos de al lado se convertían en neutrones y encantos. O en cualquier otra parte. Eso sí es terror y no tonterías.
Hace unos cinco o seis años me tocó ver en el Aunque Usted No Lo Crea la historia de un tipo al que un buen día lo atacó una bacteria comecarne que terminó con destruir su cara. No puedo acordarme cómo se contagió: sólo sé que se decía que era una bacteria común a la que todos estamos expuestos de vez en cuando, pero que a veces se comporta de formas por demás agresivas. Al día siguiente tuvimos visita de una prima y su bebé. No sé qué tenía que ver una cosa con la otra, pero no quería estar cerca de él. Temía su saliva. Cualquier fluido corporal. Estaba en todas partes. Por algunos minutos sentí lo que Howard Hughes sufrió durante años: un miedo enfermizo a los gérmenes. Y entonces me lo pusieron cerca. Sus babitas tocaron mi mano. Disimuladamente me lavé, pero estuve atento unos días por si aparecía alguna lesión digna de ser atendida por Doogie Houser (no había Dr. House en ese entonces). No paso nada, y de allí en adelante perdí mi miedo a las bacterias comecarne, aunque es curioso, sentí un escozor en la mano.
En estos días se ha puesto de moda el LHC, el mayor acelerador de partículas que se haya construido, no tanto por lo que se espera encontrar allí (que no es poco: nada más el porqué las masa tiene, bueno, masa), sino sobre todo por la bella posibilidad de que en una de tantas colisiones se pueda crear un microagujero negro que poco a poco vaya ganando masa y eventualmente se trague toda la Tierra (o si no, mi DIOS, un stranglet). Si toda mi experiencia anterior con los peligros probables de la ciencia me ha enseñado algo es que no se debe temer a algo que solo es "mínimamente probable", "estadísticamente insignificante" o "basura alarmista". Sin embargo, yo como buen nerd he estado siguiendo esta historia desde hace tiempo, y también, como no, como un buen blando sin criterio que se cree todo si es "mínimamente probable" me he estado preocupando. Ayer hasta me puse a buscar opiniones tranquilizadoras, y afortunadamente no tuve que buscar mucho: están hasta en Wikipedia. Pero hoy me encuentro con esto:
y una noticia en Menéame que dice que es probable que los microagujeros negros sean peligrosos, y eso ha bastado para encender de nuevo mis miedos infantiles. Más por el hecho de que antes era una sola opinión en una revista y nunca me encontré a nadie que la hubiera leído o se hubiera preocupado y ahora en el mundo del Internet, donde te encuentras cualquier cantidad de locos, y en esto tiempos, donde ser geek y preocuparse de estas cosas es cool y socialmente bien visto (por lo menos dentro de Internet) me encuentro con que el LHC es portada, cientos de enlaces a páginas preocupantes y también cientos de comentarios. Entre tanta avalancha de información no sé a quién creerle. Además, en los otros casos me olvidé del asunto pronto, pero Internet es un depósito de información que nada olvida, así que de aquí hasta que el último pseudo-nerd se olvide de la historia seguiré temiendo a que un agujero negro me trague antes de ver a Radiohead en concierto. Gracias a todos ustedes, sabelotodos, voy a tener el mes más largo de mi vida (la cosa empieza el 10 de septiembre). Maldita sea, ¿porqué tengo que saber cosas? Mi hermano es un idiota y ya hasta novia tiene, y yo con saber todo esto de las teorías de Hawking, los dilemas de Dawkins y los garabatos de Plank no consigo nada mas que hipertensión arterial. Pero en fin, es tarde para lamentarse. Pude ser un anestesiado miembro de la sociedad pero desperdicié mi oportunidad. Ahora sólo me queda tratar de calmarme y esperar lo mejor para la raza humana. GRAN DEMONIO.
¿Sabían que hace 15 años lo que conocemos como páginas web era una tecnología revolucionaria usada sólo por científicos y nerds? Ahora las regalan en Geocities y aquí mismo en Blogger. 15 años es casi nada, y sin embargo es imposible concebir al mundo “moderno” sin esta herramienta. ¿Qué sería de los estudiantes sin escrúpulos sin Google, de los depredadores sexuales sin Latinchat, de los jóvenes narcisistas sin Fotolog? Muchos de nosotros somos parte de la última generación “analógica”, que se informaba con la tele, los periódicos y los libros. Mi primer recuerdo acerca de Internet es de un libro que hablaba de eso. En el futuro, el primer contacto que los niños tendrán con un libro probablemente será una foto en Wikipedia. Cada vez que leo cosas así me siento viejo, porque me hacen recordar. Yo todavía puedo recordar haber oído el tono del módem en la vida real, no en un programa retro. Recuerdo haber usado Yahoo cuando era más un directorio y no tanto un buscador, y su buzón de correo electrónico era de 5 mb o algo así. Ésta es una de las cosas que transformaron al mundo y que pasaron en el transcurso de nuestras vidas. Tal vez lo que siga sea la guerra nuclear o el fin del petróleo, así que hay que disfrutar lo bueno mientras dure.
Y hablando de cosas buenas, ya salió GTA IV… en todo el mundo menos en la gloriosa República Mexicana (tal vez tampoco haya salido en Molosia). El motivo: el distribuidor quiso que saliera el 9 de mayo. ¿Por qué? Porque SÍ. Ahora fui a donde lo aparté con la esperanza vana de que me lo dieran y así estar despegado del mundo este puente. Qué ingenuo fui. Espero que los que están detrás de esta afrenta ardan en el infierno, y cuando en mil millones de años su alma sea reducida a cenizas, el diablo se las coma y se pierdan en su recto. Para borrar esa estampa de hemorroides satánicas les dejo a Shirley Manson y Garbage con I Think I’m Paranoid. No, yo no la conozco por Rock Band, no soy un rocker n00b. La conozco por Gran Turismo 2. De casualidad supe su nombre porque alguien estaba tratando de terminar precisamente esa canción en el Rock Band de una tienda justo hoy. (Diablos, tampoco existía YouTube hace tres años. Damos las cosas por sentadas muy rápido).
¿De verdad quieres contarle tu vida a TODO el mundo? Como quieras.
La moda de hoy es tener un perfil personal en Internet. Uno tiene una cuenta en MySpace o Facebook, si quiere tener amigos, o un blog si desea relacionarse de una forma más “intelectual”. Para el caso de este post esta anotación, es lo mismo. Cualquiera puede tener uno, y son gratis, aunque se tiene que repetir el proceso de registro para cada servicio, pero no hay problema: puedes poner todos en una misma página gracias a plug-ins y pedacitos de código. En esta era puedes crear una página web sin ni siquiera saber programar. El servicio es libre para cualquiera. En principio eso está bien. Si deseo poner por escrito una idea, sería mejor si llegara a la mayor cantidad de personas posible. Además devuelve al Internet ese espíritu de colaboración y comunicación universal que había estado perdiendo entre proyectos absurdos y especulaciones financieras. El Internet, como el conocimiento (que es en última instancia la razón de ser de la Red, aunque no lo parezca en esta era post-YouTube) debe ser patrimonio de todos, y cualquier persona debe tener derecho a aportar algo al saber universal. No tengo nada en contra de ello. Es más, ni siquiera me molestan los trolls usuarios molestos que se dedican a crear “ruido” sin dar nada a los demás (aunque deberían ser condenados al INFIERNO por hacernos perder el tiempo, ahora que el Papa lo volvió a abrir), o a un hacker que use sus poderes para el mal (Luego les dedicaré un post una entrada, si este blog sigue existiendo), que después de todo a eso me arriesgo por usar un medio público. Lo que me da ñáñaras es el uso que se les puede dar a esos datos.
Hubo un tiempo en el que el gobierno trataba afanosamente de recolectar información de los ciudadanos a través de métodos tan absurdos como la burocracia o tan terrorífico como el espionaje, a veces dentro de la misma familia. Hoy en día se siguen grabando conversaciones telefónicas de forma automática si se dice una palabra “prohibida” como terrorista, Osama Bin Laden, cosas así, y muy de vez en cuando (sí, como no) un caso de tortura sale a la luz. El problema con la seguridad es que los gobiernos siguen pensando como en los 70’s, pero estamos en la era de Internet. La gente ya no oculta sus secretos, ni tiene miedo del gobierno, que se ha vuelto un fósil inservible o una criatura risible en el mejor de los casos. Ya no hay tantas preocupaciones. A lo mejor en la parte del planeta que no es del Primer Mundo todavía se pueden seguir los métodos tradicionales, pero en la parte que pertenece a esa categoría (y que desea serlo), en estos momentos todos tienen algo que decir, y lo comparten a través de la red gustosa. Qué han hecho en el día (Twitter), qué les pasa por la cabeza (blogs), quienes son sus amistades (MySpace, Facebook, hasta el Messenger). Las agencias de seguridad y las estructuras de poder no deberían conformarse con los teléfonos o las desapariciones forzadas, siendo que toda la información está allí, lista para ser tomada. El mundo podría ser como en “1984”, pero en lugar de que todas las ciudades se vieran miserables, serían como Nueva York. O se verán igual pero más cool. Lo único que se necesita es hambre por poder, como en “1984”. Si los usuarios mismos ya nos canibalizamos todo lo que podemos (robando fotos, copipasteando, firmando en blogs desconocidos…) ¿qué detendría a los de arriba poner una “Ley Patriota” sobre todo lo que se registre en un servidor público?
En el futuro, el mundo seguiría posteando y flogeando como de costumbre, llenando servidores con información personal. Con ésta se podrían crear perfiles psicológicos útiles en la detección de tendencias de opinión, por ejemplo. Cualquier persona podría tener acceso a Internet en cualquier sitio, previo registro. El registro sería automático y gratuito, un servicio más del “estado de bienestar”. ¿Quién no aceptaría Internet gratis, y una clave única, sin tener que cambiar de perfil al mudarte de compañía? El centro del asunto aquí es lo de “perfil único”. Todos los datos, no importa en qué plantilla se generen, al final están relacionados al mismo usuario. Podrían crearse incluso controles artificiales: una sola identificación que sirve de pasaporte, carnet del seguro social, boleta escolar, tarjeta de biblioteca, hasta pase de autobús (un boleto recargable para el camión, ¿apoco no sería útil?). La vida unificada en una base de datos, lista para registrar cada movimiento, y sin necesidad de ninguna cámara. Sólo se necesita mejor organización. Debería englobar todo en un mecanismo perfecto, y me imagino que por eso no se ha implementado todavía. Hasta podría dar pie al Goovernment. En broma así le llamamos a cómo se va a llamar el mundo (y la página) cuando Google conquiste el mundo. En este derroche de paranoia, así podría llamarse al gobierno de la información: el poder lo tendrá quien concentre la mayor cantidad de información posible. Ya se venden los bancos de datos. Si metes algo a Facebook es propiedad de ellos (dicen). Aunque ahora parezcan en su mayoría cosas sin importancia, no sabemos de qué manera puedan aprovecharse en un futuro, ni qué servicios puedan aparecer. Internet es un servicio muy útil, pero apretando unas tuercas aquí y poniendo unas ligas acá puede transformarse en una jaula de oro. O esto de andar poniendo datos personales a la vista de todos desaparezca como el Game Boy o Parchís. (Por cierto, para los que nos visitan de España, se reunieron el otro domingo en un programa aquí en México ¿otra señal del Apocalipsis?) Ya veremos lo que pasa. De todas maneras, creo que fui muy vago con todas estas aseveraciones sin sentido. No me hagan caso, no estoy lo suficientemente concentrado. Tengo que dedicarle más a este tema en el futuro. Y si esto sólo sirve para que no pongas esa foto tan comprometedora o ridícula en tu Fotolog, me doy por bien servido.
OMG! - ¡Esta es la entrada 100! Lástima que fueron estos balbuceos sin chiste lo que dio vuelta el marcador. ¡Pero al demonio! ¡Hay que celebrar!
Me fue mejor en el examen de hoy que en el del lunes pasado, y eso que estudié menos. Sólo puedo atribuirlo a Half – Life 2. Lo renté, me pasé jugando y fue por eso que no me paré por aquí en los últimos días. Una disculpa. Es por eso que tampoco tengo nada qué escribir. Por suerte tengo cosas guardadas por allí:
Los que leen todos los enlaces que les pongo aquí entre los textos han de haberle picado a la prueba de Turing. Los que tengan flojera de leer, allí les va la explicación: Es un simple examen al que un sistema de IA debe someterse para ver su efectividad. Pasarla significa que el programa ha engañado a un humano al ocultarle que estaba teniendo una conversación con una máquina, y por lo tanto, que la humanidad se encuentra un paso más cerca de su aniquilación. Ninguna IA ha podido completarla de manera satisfactoria, claro, si no se toma en cuenta a la creación de la mafia ucraniana que se hacía pasar por algún tipo de mujer fácil y embaucaba a los desdichados que se dejaban llevar por sus hormonas. No es difícil de creer en una hazaña así, sobre todo por que cuando uno piensa en sexo puede trastabillar de manera espectacular y porque fue creada por rusos, que igual hicieron el Tetris y mantuvieron un castillo de aluminio y piezas de lego en órbita por casi diez años. Mi intención no es glorificar al pueblo eslavo, ni enumerar sus inventos, ni siquiera poner al descubierto qué estúpida puede ser la gente si se deja llevar por sus emociones primarias. Eso será tema de otras anotaciones. Este post está dedicado a un software que nunca pero nunca podría pasar la prueba de Turing, pero que ha agarrado en curva a más de uno seguramente: ese horrible virus que manda mensajes por el Messenger.
Seguramente el creador de este ingenio se dio cuenta de que la mayoría de las personas que usan ese servicio reaccionan en automático al estar frente a una pantalla de conversación. Normalmente, el usuario de Messenger tiene un ansia increíble de contar cosas y un deseo incontrolable de enterarse de otras cosas. A veces para terminar o empezar un chisme es necesaria una foto, como un “paparazzi” de la novia de Juan con el novio de Susana con la novia de María con el novio de Luis, o el oso que hiciste en aquella fiesta de la que sólo recuerdas un vago color verde y la frase “Cinco grados bajo cero”. Muy probablemente, dada la prisa habitual del Messenger, las palabras se cortan y se ponen fuera de lugar, e incluso se dan los mensajes de forma espontánea. Tomando eso en cuenta, se puede acceder a una petición que sea sólo en parte coherente. Cuando menos te lo esperas, ya aceptaste la transferencia, sólo para abrir el archivo y descubrir un autoexec.bat o algo así que es cualquier cosa menos la foto del año. Reclamas la foto y entonces pasa lo inevitable:
La última fue porque se empezó a alentar la computadora. Luego, por algún motivo inexplicable Google se borró y nada más puedes abrir un sitio de hardcore pr0n o “la página no está disponible”. Ya cuando Google desaparece de tu computadora, sabes que las cosas están realmente mal, y que el antivirus, tu amigo el nerd, tu mamá y tus compañeros de Tibia tenían razón: tienes un virus y debes formatear la máquina. Con razón no agarraba la memoria, ni encontraba mis canciones, y cada vez que entraba a Mis Documentos salía una ventana negra que decía “H4CK3D F0R |\/|-K4RN493”.
Tanto choro va para mostrar los intentos de “comunicación” que este virus o malware o como sea que le de deba llamar ha tenido conmigo. Muchos dicen que es difícil manejar una computadora. Un profe nos decía que ahora nada más hay que saber leer. Tenía razón.
Por lo que se lee aquí se puede deducir que en el mundo existe algo llamado MySpace o Facebook (nuestros expertos todavía discuten sobre ello) al que puedes subir fotos, y que todos tenemos el deber de notificar a nuestros amigos de ello. Igual parece que hay una epidemia de "jóvenes entusiastas con deseos de expresarse", que armados con cámaras VGA de celular (porque los archivitos pesan cuando mucho 100 Kb) recorren el mundo capturando imágenes a diestra y siniestra. Lo que puedo sacar más en claro es que las lenguas se fusionan en una sola, que podemos llamar “googlingo”, el idioma de los que quieren escribir en inglés o español o cualquier otro idioma pero les da flojera aprenderlo y usan un traductor automático. Y claro, que en el internet, el idioma no importa, y una foto en MySpace es una foto en MySpace aquí y en Brasil, todo lo cual no está muy lejos de la realidad. Este tipo conoce bien a quién se dirige, pero le hace falta un curso de gramática (o más pericia al programar). Internet como ilusión es un tema más o menos común en este blog, y da para más. Tal vez haga algo especial relacionado con ello en el futuro, por aquello de que estoy cerca de poner el post 100. Mientras, gracias por leer.
Yo siempre he sido reacio a usar emoticones. Razones no me faltan: a veces cuando me mandaban uno el Messenger se trababa. Al igual que el “jajajajajajajajajaja” me parecen una estupidez inútil. Eso de poner caritas, monitos y demás gif’s se me hacen una costumbre surgida por la flojera de pensar correctamente. Yo estoy leyendo tus ideas, no me importa tu cara. Si me vas a decir algo, dímelo bien. Pero hoy descubrí que esas cositas molestas sí son útiles, y mi concepción sobre la etiqueta se desmoronó. En el mundo fugaz de internet, las letras y oraciones no se comportan igual que en el plano material, donde se estampan en libros para la posteridad, por lo que se deben escoger con cuidado, pues no queremos vernos atrapados entre mares de papeles vanos faltos de significado. En Internet, las palabras vuelan como en una conversación, y el texto solo no puede dar a veces los matices que uno busca. Y siendo una conversación un fluir de ideas que no se detiene, no nos podemos dar el lujo de orlar nuestros enunciados con florituras, alegorías, un hipérbaton aquí, una alegoría acá… todo ello en un instante. Debe haber geniecillos allá afuera que lo logren, y platicar con ellos debe ser una experiencia increíblemente satisfactoria (e increíblemente críptica) pero un mortal común como cualquiera de nosotros, que sólo quiere hacer una plática como si todos los demás usuarios estuvieran frente a frente, los emoticones son útiles. Es aquí donde mi moral se resquebraja. Cuando estoy usando el chat (qué viejo se oye “chat” en 2008), no me río, no uso ningún gesto. Para mí es como estar jugando ajedrez, al cambiar una risa por un comentario sarcástico o un no entiendo por, bueno, poner eso en palabras. Yo me divierto al quebrarme la cabeza así, pero el que está del otro lado probablemente piense que está hablando con un robot del que se espera pase la prueba de Turing. Ver línea tras línea tras línea de texto inexpresivo puede ser aburrido para alguien crecido en esta era sobreestimulada. No solo aburrido: también puede parecer frío, por más que deseé hacer parecer lo que escribo como salido de la pluma de Luis de Góngora. Me disculpo por ello. En lo sucesivo usaré el :D y algún otro siempre y cuando sea conveniente, porque una cosa es usarlos y otra muy diferente es abusar:
Si se usan en exceso, cualquier plática queda reducida a un combate jeroglífico, a una variante de comunicación por feromonas, o si les gusta, a una mutación ideográfica de Newspeak. Son un complemento, generación iPod, no un estándar. Eso sí, nunca usaré un “k?”. Sería degradarme demasiado. De por sí una parte de mí (lo que creía correcto) murió hoy.
*
¿Y qué canción sería buena? Cuando tenía fotolog (sí, tenía uno, aunque nunca salió una foto mía, se los juro) ponía una recomendación musical al final de cada anotación. Ahora les dejo una probadita de un grupo que encontré de casualidad. "Little Brother", de Art Brut. Que no se me acuse de no hacerle caso a grupos de de menos de 15 años de antigüedad.