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sábado, 25 de octubre de 2008

Code Monkey

En este momento estoy en la oficina, preparándome para las últimas 5 horas de trabajo, y no me da tiempo de escribir nada. Pero me acordé que tenía un blog con un gran nombre que dejé abandonado más que nada por estupidez: ComCuac Inc. Sólo puse dos anotaciones. Ésta es la primera:


Sonríe: es lo único que te queda

La vida de un maquilador de software no es tan mala. Después de una carrera provechosa, haces un ligero examen en una oficina con olor a lavanda y ¡bam! estás dentro. No sabrás cómo funciona lo que escribes, pero sabes hacer unos formularios en Visual Basic chulos de bonitos. Llegas, te sientas, y preguntas lo que tienes que hacer a tu líder de proyecto. Él siempre sabe qué hacer y lo más importante, cómo. Tú eres un programador: las complejidades del mundo real no son tu problema. Tú escribes en Java como nadie. Tu creaste esa forma de convertir un dato entero en un texto y de allí a un arreglo, para luego compararlo con el resultado de una división de dos números tomados de la hora de la computadora, todo para saber un dato aleatorio. Los recovecos de esa función tienen una belleza inexplicable, casi barroca, con sus propios allegros y pianos, contrapuntos que desafían al entendimiento, que alimentan al espíritu, y que impresionan tanto a tu jefe inmediato que ese día tuvo que beber el doble del café y tomar el triple de píldoras que de costumbre para mantenerse despierto y entender su complejidad en toda su extensión.

O mejor aún; si eres ambicioso, oyes los regaños de “EL JEFE” para saber qué demonios quiere esta vez. ¿Desea que ordene los productos por la fecha en que fueron descubiertos por el hombre (no es tan sencillo: pregúntate dónde va el encendedor)? ¿Quiere consultar su horóscopo y ponerlo en un reporte de Crystal Reports? ¿Desea prospecciones de indicadores económicos con base en las notas del noticiero? Tu aceptarás el reto, no tienes de otra. Por lo menos allí está Google. En el momento en el que escribes “López-Dóriga” + “J2SE” te das cuenta de lo afortunado que eres de vivir en esta era. ¡Dios, los antiguos tenían que saber cuánta memoria tenía su máquina! ¡Leían libros… en papel! ¡Tenían que sentarse cara a cara para preguntarse cosas! ¿Cómo se hacían llamar programadores si todo lo que hacían estaba en modo texto? They are from the past…! Y estando en esas elucubraciones, lo ves:

help?

So i have this problem with a ZabludovzkyNotHandledException…

El resto no importa: vas por buen camino. Por lo menos sabes que lo que tu jefe te pidió puede hacerse: sí, desafiando toda la lógica, pero se puede. En una versión vieja e inestable, pero se puede. Tendrás que usar todas tus cuentas en foros para programadores, pero lo lograrás. Y después de tres días de estar copy-pasteando con material de más de treinta posts diferentes, tienes un cerro de código que deja chiquita a tu función IntToStringToArrayToRandom(). Estás allí, nervioso ante ese castillo de naipes, y das Debug.

0 warnings, 69 errors.

Abriéndote paso entre esa selva de variables mal nombradas, métodos peor usados y crímenes contranatura más allá de la imaginación, te has cansado. Caes dormido, y sueñas. Es muy apacible aquella construcción onírica. No quieres despertar. Entre las cebras-unicornio, el fantasma grillo y el Augusto Atormentador (quién dice que los programadores no tenemos alma poética), ves un libro antiguo, con tapas de piel y hojas apergaminadas, que desprenden un suave aroma a guardado, a sabiduría antigua. Hermenéutica. Criptografía. ¿MD5? Apartas esos pensamientos de tu mente, tratando de disfrutar de la escena. Pones tus ojos en las páginas. Un amanuense, quizás un monje muerto hace mil años, escribió en letras de oro y bellas miniaturas una oración en una lengua muerta. Sin embargo la reconoces. Le das otra mirada. Sí, esas expresiones arcaicas te son familiares. Las metáforas caducas, los silogismos trillados… todo eso ya te lo sabes de memoria. El libro, antes místico y sugestivo, te parece aburrido y soso ahora. Tus ojos desnudan su verdadero sentido: es un manual de COBOL. Friki tenías que ser.

El beep del speaker de tu máquina te despierta, y te dice que algo anda mal. Sí: borraste todo al caer rendido ante el teclado, y reemplazaste todo desde “GetNotiHost()” con frases como “rkjhjghjfjhj” y “aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”. Miras tu reloj: todavía hay tiempo. Miras tu calendario: no, es para hoy. Recompones lo mejor que puedes. Sabes que es inutil, pero lo intentas. Tu memoria te juega jugarretas, los dedos se te enredan, te fallan, aprietas teclas sin querer, escribes “printf(”ESTO NI AL CASE T_T\n”)”… y lo dejas en un easter egg (¿qué sería un programador sin esa clase de humor?). Por fin, tu Frankenstein vuelve a parecerse a lo que era, y todavía mejor, hasta te sobró código. Das Debug:

47 warnings, 0 errors.

¡Listo, al despacho del JEFE!

No lo puedes creer, funcionó. Tarda como cinco minutos en ejecutarse, pero funcionó. Tu jefe inmediato no lo puede creer. El módulo se conecta con un servlet en un servidor en Jaipur, India, que a su vez recibe información de un par de viejitas en un búnker en Vladivostok, Rusia (bendito sea el software libre, el open source y el amor al arte. ¿qué haríamos los programadores sin esos hippies?) Tu JEFE, el que firma los cheques, está contento, y aunque dice que está muy lento, te felicita, y restriega tu éxito en la cara de tu líder de proyecto quien, otra vez, contempla el suicidio. Tu pellejo está a salvo por ahora. Puedes dejar de hacer la documentación, al fin y al cabo vas a tener que volverlo a hacer. Y ahora, te pones tu camiseta de “I’m blogging this”, y le cuentas tu aventura a tus amigos. Eso es lo importante.

1 comentario:

Pedro Márquez dijo...

jajajaja

así era mi día a día.

hasta q aprendí a programar como se debe :D