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miércoles, 2 de mayo de 2007

Reciclaje

Aquí dejo dos balbuceos que escribí hace algún tiempo. Espero que no los haya posteado ya, eso sería bochornoso.

La trompeta del heraldo suena en todo el salón. Es un momento solemne. La ceremonia da inicio. Los invitados miran al iniciado con rostro severo. Sus ojos son pozos de oscuridad. El iniciado da un paso al frente. En el altar, el gran maestre de la Orden unge al hombre nuevo. Los misterios de la vida detrás de la vida le serán revelados… a su tiempo. Lady B*** toca con su anillo de rubí la frente del aprendiz.

Los grandes misterios, es en todo lo que puede pensar el alumno. Un rumor empieza a invadir la sala: algo agita a los asistentes. “¿Dónde está el aprendiz, el nuevo hermano, el nuevo hombre?”, pregunta Lord T*** Nadie puede contestar. Los hermanos guardianes comienzan a registrar cada habitación de la cofradía. No está. De repente, en el estudio del Gran Maestre se escucha un ruido ahogado. Los guardias corren, y encuentran a Lady B*** en el piso, inmóvil, sin su anillo.

En el sótano, el tenue fulgor de las antorchas alumbra el camino de los cofrades, presurosos de llegar a la puerta de la Luz y la Verdad. Está abierta de par en par. Los gritos de terror inundan la cámara. Nadie había visto al aprendiz, detrás de la puerta, ni cuando la cerró. El gendarme ve en su mano el anillo de Lady B… refulgiendo con un brillo rojo. Ahora los misterios del universo están ante él, pero no en la cámara de la Luz y la Verdad. Ha descubierto la ambición, y con ella la culpa. Aquella gente le abrió los brazos, y él había tomado un hacha mohosa y se los había cortado, pero no importaba. El castigo de los herejes era aún peor.

***

- ¿A dónde vas, Grunmmel?
- Al país del oro.
- ¿Y podrás llegar?
- Claro.
- ¿Para qué es el bastón?
- Para nada en especial. Sólo me hace ver más interesante.
- Ah, ya veo. ¿Así que te vas de aquí por que quieres sentirte importante?
- No. Quiero irme para hacer algo importante.
- ¿Se puede saber qué?
- Dejar de preguntar.

El viejo Grunmmel estaba exhausto. Estaba parado al lado del camino, solitario, en la pradera. El océano aquí ya era dorado, claro, si uno imaginaba que la hierba seca que se dejaba mecer delicadamente por el viento era un mar de oro. Él podía. Casi no podía ver, y así, logró sentirse golpeado por las olas de este áureo lugar. “Falta poco”, pensaba.

- ¡Grunmmel, eres tu!
- Sí.- ¡Mírate, pero si estás hecho una ruina!
- Lo sé.
- Bueno, a ver, ¿Dónde está el oro?
- …
- ¿Ves, qué ganaste con irte?
- …
- ¿No vas a decir nada, eh? ¡Pues adiós!
- Espera.- A ver, ¿ahora qué quieres?
- Toma. No sé si existe el país del oro. Creo que me desvié.
Grunmmel abrió su morral. Sacó algo y lo puso en las manos de Silas. Las perlas eran hermosas, pero Silas no pudo preguntar de dónde venían, pues el viejo se había ido otra vez.

***

Hoy volví a clases, con lo que mi vida vuelve a tener sentido. Aunque sería mejor si tuviera me compu de vuelta. El que está de vuelta es mi personaje en Oblivion, porque empezé la expansión. Mi meta es llegar a 200 horas de juego, y después de eso, volveré a hundirme en el pozo de la desesperación sin internet.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

chido escrito!... por cierto, k tal esta oblivion? lo juegue 10 minutos... pero creo k no fue suficiente, jajja, chido, me retiro que voy de viaje

Anónimo dijo...

... de nuevo yo... ... em... no se me ocurre k decir ahora, ya k no has cambiado de post... pero yo ya actualize, jajaj, es todo